Operación Regalo comienza casi como si fuera una película de acción: miles de duendes trabajan por la noche para entregar todos los regalos, en tiempo y forma. Parece un adelanto de la nueva película de Misión: Imposible. Alejado de todo el trajín, la acción y el vértigo, en el Polo Norte, se encuentra Arthur, un muchacho alto, largo y bastante torpe (con reminiscencias de Linguini, el chef caótico de Ratouille) pero con un corazón de oro. Su cuarto está iluminado con lamparitas navideñas y su labor consiste en leer y responder las cartas que los niños le envían a su padre, Santa.
Esa es su posición en el negocio familiar y pronto entendemos por qué: el muchacho hace que hasta la tarea más simple -como llevar una carta a su hermano, Steve- parezca una odisea homérica. Ni hablar de dejar las puertas abiertas (no tanto por el frío nórdico, sino por los osos polares). Nadie en su familia parece atesorar lo que todavía queda en Arthur y ese es el verdadero espíritu navideño. Su hermano quiere reemplazar al viejo en la tarea anual para siempre, pero el hombre de la bolsa no planea retirarse. Para más, el abuelo (el linaje de Santa Claus es legendario, parece) quiere probar que puede hacer las cosas mucho mejor sin la ayuda tecnológica. Todos están preocupados por sí mismos, menos el pobre Arthur, que desea entregar el último regalo de Navidad antes de que sea demasiado tarde.
El film es predecible y sus personajes están basados en estereotipos demasiado conocidos, pero -como la película- tienen suficiente personalidad como para ser recordados con simpatía. Steve, el hermano perfecto de Arthur, vive monitoreando todas las operaciones. Los planos son angulares, como para enfatizar su soledad frente a la fría mecanización moderna, opuesta a la cálida y minúscula (un poco empalagosa, para mi gusto) habitación del protagonista. Noté que incluso los personajes secundarios (esos parlanchines que alivian el relato siendo elementos puramente cómicos) brillan. Tomemos por ejemplo, la elfa empaquetadora. Uno puede ver que más allá de sus apariciones en pantalla, la muchacha era una avocada al trabajo en los envoltorios.Parte del crédito es del guionista Peter Baynham quien trabajó en Arthur (la comedia con Russell Brand) y Borat. Mezcla buenos gags con un humor, por momentos, irreverente. Después de tanta solemnidad con el cine de Pixar (que lo amamos, pero eso no quita que sea solemne o pretencioso) y del cinismo de Dreamworks (que se agotó junto con la saga de Shrek) se agradece un poco de diversión y aventura genuina.
Los estudios Aardman Animation fueron responsables de clásicos como Pollitos en Fuga y la serie de Wallace & Gromit. Es injusto comparar Operación Regalo con esos títulos porque esta se trata de una película animada por computadora, mientras que las otras -más "artesanales"- eran capturas de movimientos de muñequitos de plastilina. A diferencia de Lo Que el Agua se Llevó, que intentaba copiar ese estilo de animación en el mundo digital, Operación Regalo acepta lo que es y se dedica a relatarnos una bella fábula sobre la Navidad.