Fumados a todo ritmo.
Estamos ante la que seguro es la película más loca y descerebrada que se estrena en lo que va del año. Desde un inicio nada prometedor, donde se explica la sosa relación entre Mike, un chico apocado con repetidos ataques de pánico que trabaja en una gasolinera (Jesse Eisenberg) y Phoebe, su guapa novia (Kristen Stewart), que no paran de meterse alucinógenos en forma de marihuana para poder sobrellevar su rutina diaria. Enseguida pasamos a una auténtica aventura con aroma pulp, donde nada es lo que parece.
El protagonista resultará ser una máquina de matar al servicio del gobierno de los Estados Unidos; su pareja, alguien con una identidad impostada y una serie de secuaces antológicos, los enemigos a batir. El director de esta recomendable apuesta a contracorriente es el londinense de ascendencia iraní Nima Nourizadeh, quien ya despuntó en el terreno de la acción y el ritmo desenfrenado hace tres años en el que fuera su debut en la gran pantalla, la comedia adolescente Proyecto X -2012-. Para que nos podamos ir haciendo una idea, Operación Ultra -2015- podría llegar a definirse como una suma de Pineapple Express -2008- más Identidad desconocida -2002-.
Por un lado tenemos ese ambiente ofuscado y descomedido propio de las situaciones derivadas del consumo de estupefacientes y por el otro un film de acción puro y duro. Escenas de lucha cuerpo a cuerpo, persecuciones imposibles, explosiones, chico salva a chica de una muerte segura y viceversa. La paranoia se va adueñando de manera progresiva del desarrollo argumental (el guión viene firmado por Max Landis, autor entre otros de Chronicle -2012-) hasta el punto de no saber si en realidad no estamos asistiendo a una gran broma pesada con muy poco espacio a la originalidad.
La base de la propuesta es la química entre los dos protagonistas, ya demostrada con creces con anterioridad en la deliciosa y muy recomendable Adventureland -2009- de Greg Mottola. Si bien a Jesse Eisenberg el papel de superhéroe hogareño le venga un poco grande, para la heroína de la saga Crepúsculo no es más que un divertimento y un escape después de haber demostrado en los últimos dos años estar lo suficientemente capacitada para acometer interpretaciones mucho más profundas y comprometidas (Siempre Alice -2014-, Camp X-ray -2014- y El otro lado del éxito -2014-, entre ellas).
Entre los roles secundarios, destacar la presencia de Bill Pullman en un pequeño papel al final del metraje, y los siempre efectivos Topher Grace (Interstellar -2014-), quien nos regala a un villano de altura, y al colombiano John Leguizamo (Daño Colateral -2002-) recuperado para la causa y, como casi siempre, dando vida a un narcotraficante sudamericano bastante pasado de vueltas.
En definitiva, una comedia de acción desenfadada y muy “pulp” con acentuada estética de cómic, pero absoluta falta de ambición, que parece sumida en la misma niebla de sus muy fumados protagonistas y que acaba decepcionando un poco por culpa de su poca capacidad de sorpresa.