Una pareja con química
A la hora de elegir un actor que encarne a un personaje sub 30 desolado, que llene casi todos los casilleros del slacker definitivo, en suma, que trasmita todo el peso de la desmotivación generacional, Jesse Eisenberg probablemente sea uno de los primeros en la hipotética lista corta que manejan directores y productores de Hollywood. Ahora bien, si Eisenberg viene cumpliendo ese rol con una efectividad demoledora en títulos como Adventureland (Greg Mottola) e Historias de familia (Noah Baumbach) es indiscutible que el muchacho también tiene ese algo que puede hacerlo pasar de un freak depresivo con severos problemas de sociabilidad en alguien de temer, como ya lo demostró en La red social (David Fincher), Nada es lo que parece (Louis Leterriere) e incluso Zombieland (Ruben Fleischer). Ese arco interpretativo y si se quiere, de physique du rol es el que explota Operación ultra, que lo ubica como un atormentado joven con ataques de pánico, empleo descartable en una estación perdida del estado de Virginia y existencia anónima, que considera que lo único bueno que le pasó en la vida es su novia Phoebe (Kristen Stewart). Y el chiste tan extendido como efectivo es que ese anónimo hombre de los márgenes, que abraza sin poder creer el amor incondicional de su pareja, que fuma porro sin parar y dibuja historietas en un cuadernito, es también una máquina de matar, un experimento de la CIA que solo espera las palabras correctas para activarse.
El director Nima Nourizadeh sigue la línea de su anterior film, Project X, una comedia adolescente que hacía uso y abuso del desenfreno y la acción, abreva en la saga Bourne la amnesia programada, la memoria casi en blanco, las habilidades insospechadas pero que salen a la luz cuando hacen falta y trabaja en el formato stoner movie (películas de fumones) para conformar un combo bastante eficaz que se apoya en la ya probada química entre Jesse Eisenberg y Kristen Stewart, que en Adventureland conformaban una pareja adorable.
El resto está a cargo de un villano clásico como el agente del gobierno encargado de la operación de limpieza del experimento fallido (Topher Grace), la responsable de campo que trata de evitar la "cancelación" del proyecto (Connie Britton) y el dealer del pueblo (John Leguizamo en plan John Leguizamo). Sin ser del todo feliz a partir de cierta dispersión del relato y un ritmo intermitente, Operación ultra es una comedia disfrutable que con un poco más de cohesión, podría haber sido una gran película.