Perdidos en el mundo del espionaje
Generación Z, o la generación que se les ocurra con las últimas letras del abecedario y sus posibles combinaciones. Un rango etario inasible, volátil, incapaz de concentrarse en objetivos y amante del descanso, la procrastinación y el ocio como manera de vida. Imaginar una historia de espionaje protagonizada por personajes con estas características y sumar además, cierta reminiscencia a Escape salvaje (True Romance, 1993) es lo que se puede ver en Operación Ultra (American Ultra, 2015), algo que claramente se le puede ocurrir sólo a Nima Nourizadeh, que se regodea de su inverosímil generando una propuesta corrosiva y original, como ya lo hizo en su película anterior (Proyecto X).
En Operación Ultra Mike Howell (Jesse Eisenberg verborrágico y esquizofrénico como siempre) ve como su tranquila rutina como empleado en un comercio y sus días entre televisión y drogas son alterados, cuando recibe la inesperada visita de una mujer (Connie Britton) que le “activa” cierta parte dormida en su inconsciente para salvarlo. Y esta “parte” no es otra cosa que la cristalización de un largo proceso de entrenamiento físico y militar por el cual fue convertido (en algún momento del pasado) en un arma mortal capaz de derrotar a ejércitos enteros a partir de elementos simples de la vida cotidiana, herramientas que le servirán nuevamente para sobrevivir, y que de alguna manera terminaron por esconder para evitar complicarlo.
Incapaz de entender qué es lo que pasa con él y su entorno, comenzará una carrera contrarreloj en la que no sólo él será expuesto a un sinfín de situaciones arriesgadas, sino que verá cómo su novia (Kristen Stewart) también será arrastrada hacia lugares insospechados en los que la otrora tranquilidad con la que convivían y lidiaban, será la nueva meta a conseguir luego del terremoto de asesinos que se acerquen a querer liquidarlos.
Fundando su verosímil en justamente lo inverosímil, el realizador propone una historia en la que es inevitable la empatía con sus protagonistas, a quienes queremos ver salir ilesos de cada una de las trampas en las que caerán por obra de Adrian Yates (Topher Grace), un siniestro jefe de la CIA a quien anteriormente la misteriosa mujer (Britton) tenía a su cargo.
La decisión de eliminar a cada uno de los miembros del proyecto American Ultra (de donde provino Mike), para esconder así la vulnerabilidad de USA ante posibles ataques de espías extranjeros, convierte al pequeño pueblo del que forma parte Mike en una distopía momentánea en la que nada tendrá sentido para nadie.
Nima Nourizadeh se nutre de un guión sólido para fortalecer el desparpajo con el que los actores interpretan a sus personajes, y con el que también se toman la propuesta, corrosiva y políticamente incorrecta, como hace tiempo no se veía en la pantalla.
El mundo del espionaje narrado con fuertes dosis de ácido humor, mucha acción y exageraciones y la clara intención de no tomarse en serio nada de nada para terminar construyendo uno de los films más divertidos de la cosecha 2015 y también uno de los más irreverentes y entretenidos.