Policial negro en una Sudáfrica dividida
"Zulu" es uno de esos thrillers que transitan por vías independientes, festivaleras, alejado de los estrenos rimbombantes y las grandes promociones. Es por esto que la dinámica que presenta es también un tanto distinta a la que el espectador acostumbra a ver normalmente en cine. Si esto no es un impedimento, es una película que se deja ver y resulta por momentos bastante intensa y atractiva.
La trama se centra en la vida de dos detectives que deben enfrentar día a día la corrupción y delincuencia de una Ciudad del Cabo asediada por la violencia y las grandes diferencias sociales y raciales. Ali Sokhela (Forest Whitaker) y Brian Epkeen (Orlando Bloom) se topan con un asesinato misterioso.
A medida que van investigando y llegando al centro de la cuestión, se encuentran con un entramado mafioso muy peligroso que pone en riesgo no sólo sus vidas sino las vidas de las personas que los rodean. Ambos detectives pasan por situaciones personales complicadas, sombrías, que los hacen atractivos para el espectador y dan un tono oscuro a esta historia policial negra. Tanto Bloom como Whitaker hacen un buen trabajo de actuación y suben el nivel de la propuesta.
Si analizamos un poco más en detalle la trama, no aporta nada demasiado nuevo al género y toca el tema de las diferencias raciales en Sudáfrica, algo que ya hemos visto. Lo que la hace una película potente es la forma en que el director Jerome Salle cuenta el relato, con muchas situaciones de tensión y violencia que no repara en demasiadas autocensuras. Una cuestión que resulta un tanto negativa es el planteo de subtramas que no tienen mucho que ver con el desarrollo principal, que parecen haber sido incluidas para que nos agraden un poco más los personajes principales, lo cual no está mal en sí, pero cuando se nota que están medias colgadas y no tienen una buena cohesión con la trama troncal pierden fuerza y naturalidad. Ejemplos de esto son la relación de Epkeen con su hijo adolescente, las relaciones sentimentales de ambos detectives, la dura infancia de Sokhela. Son aspectos de los personajes que se tocan muy por arriba y no se profundizan cuando en realidad son de los aspectos más atractivos que presenta cada uno.
Cuidad de Cabo como locación de la filmación me pareció interesante al igual que la estética sofocante que le imprimieron a la propuesta para hacernos sentir atrapados por este entramado de maldad y corrupción.
Una propuesta entretenida que más allá de algunas fallas resulta buena en el redondeo. A los que gustan de los policiales oscuros y con buenas situaciones de violencia, creo que les va a gustar bastante.