Orgullo, pretensiones y zombies
Siendo que la maquinaria postmoderna vino definitivamente a engullirlo todo y regurgitar sus sobras mezcladas para entretenernos; y que quizás sea cierto eso de que con esta práctica nos van a entretener hasta morir; debo afirmar que está muy bien que existan películas como Abraham Lincoln: Cazador de Vampiros (Abraham Lincoln: Vampire Hunter) o en este caso, Orgullo, Prejuicio y Zombies (Pride and Prejudice and Zombies). Está bien porque demuestra que ya podemos cagarnos en todo sin ningún tipo de prejuicio. Eso está buenísimo. Lo que no podemos perdonarles es que ambas películas desatiendan a eso que está buenísimo y pretensiones ampulosas, solemnes. No podemos perdonarles jamás que esas películas aburran.
Si la película ya desde su gestación es la adaptación de la adaptación (está basada en una novela de un tal Seth Grahame Smith que parodia la de Jane Austen) de un original que ya deviene en tan liviano y soso que es necesario adobarlo con zombis, si cedimos esas obras a esa maquinaria, no podemos permitirnos como nación cinéfila que el resultado no sea una maravilla del cine fiesta. Estamos pagando con nuestra cultura y nuestra historia, reclamemos nuestro pago, reclamemos que nos entretenga. Orgullo, Prejuicio y Zombies aburre por su tosquedad, por la poca energía en encuadrar dignamente un plano y el nulo entendimiento del pulso narrativo de su director. Aburre porque no tiene intención de construir a sus personajes y no se decide cuál historia contar. El film tampoco se decide por ningún género o peor aún, se queda a mitad de todos. El humor no funciona, el mensaje feminista está desactualizado unos 30 años, las escenas gore dan lástima por su tibieza y la acción pierde fuerza a causa de la ausencia de solución de continuidad en la intensidad dramática.
No podemos permitirnos como nación cinéfila que una película que se llame Orgullo, Prejuicio y Zombies sea aburrida.
Haití cedió ante el deseo anglosajón de agregarle la letra e a la palabra zombi. Haití y todos los que adoptamos el modismo agregándole la letra e en señal de fraternidad, exigimos que a cambio, nos entreguen una buena película de zombis (o mejor dicho zombies). Si muestran muertos vivos del siglo XVIII y estos no son aterradores o no pueden generar tensión entre Lily James y quien se le ponga adelante es porque hay algo que están haciendo muy mal.
Seth Grahame Smith (el tipo al que le sacan estas ideas), además de Abraham Lincoln: Cazador de Vampiros y Orgullo, Prejuicio y Zombies escribió Sense and Sensibility and Sea Monsters. Tienen un intento más. Antes de intentar mezclar la novela de Austen con climas lovecraftianos piensen bien quién va a dirigir eso. Pero por sobre todo recuerden que en el burlesque no puede fallar la comedia.