Austen se revuelca en su tumba
Orgullo, prejuicio y zombis es una reversión de la novela de Jane Austen, con la excentricidad de ambientarse en una Inglaterra acosada por zombies.
Con ideas simpáticas no alcanza. Orgullo, prejuicio y zombis es una reversión de la novela de Jane Austen, con la excentricidad de ambientarse en una Inglaterra acosada por zombies. Esta premisa pudo inspirar carcajadas en una reunión de creativos, pero de ahí a convertirse en un largometraje es todo un misterio.
La película sostiene la arquitectura de la novela y focaliza la tensión entre Elizabeth Bennet y Mr. Darcy. Lo curioso es que no se trata de un esquema para habilitar la parodia; su guionista y director, Burr Steers, busca climas sentidamente románticos, con actuaciones serias y firuletes musicales.
De la melancolía se nos zarandea a escenas pop con las hermanas Bennet descuartizando zombis. O seguimos la inescrupulosa cacería de Mr. Darcy por la alta sociedad. Este collage pierde su potencial irreverente: más que una deconstrucción habilidosa, estamos ante cajas chinas de películas, cada una manejando el código que le concierne en su momento.
La confusión de géneros impide que la historia crezca o encuentre identidad. Los zombis no proponen ninguna relectura sociológica en el contexto histórico, son apenas un detalle de marketing para que un adolescente convenza a su novia de entrar a la sala.
The Walking Dead victoriano + melodrama a lo Hallmark + épica oriental + comedia de gags = es imposible conectarse con esta mutación fallida. Burr Steers, además, no toma decisiones atractivas para la puesta y cada escena se desenvuelve en piloto automático, bajo las previsibles reglas del género de turno.
Orgullo, prejuicio y zombis por momentos compite con la insuperable adaptación de Joe Wright (2005), lookeando a Lizy James como Keira Knightley. Pero la mayor parte del tiempo el filme se asimila a esas aberraciones clase Z como 50 sombras más oscuras o la saga Scary Movie, sólo que aquí hay un poquito más de dignidad cinematográfica, como un pariente avergonzado de sus orígenes que busca distinguirse con modales afectados.