Orgullo, prejuicio y zombies de Burr Steers.
En el año 2009 el escritor Seth Grahame-Smith irrumpió en el mundo editorial con la novela Orgullo y prejuicio y zombies, una suerte de “intervención” a la afamada obra de Jane Austen.
Los derechos de autor del libro clásico, publicado en 1813 son de dominio público, por lo tanto, nadie puede protestar, legalmente, claro. Seguramente los lectores adolescentes, que casi obligatoriamente deben leer el original en la materia de literatura inglesa, deben haberse deleitado con esta reversión de la que llega ahora su traslado al cine. Y es a ese público, al que esta especie de mash up, ese género impuro, sobre todo en lo musical, en el que se unen dos o mas canciones para lograr una tercera, al que está dirigido este producto. Un pastiche que es generalmente paródico, resultado de un híbrido, sin que el término resulte necesariamente peyorativo.
Voluntaria o involuntariamente, en el caso de Orgullo, prejuicio y zombies, se navega en aguas peligrosas. Por momentos es muy fiel a la novela original de Austen, de la que mantiene su espíritu, con el agregado, al principio de manera elegante, luego desaforada, de zombies deseosos de alimentarse de cerebros humanos. A esto se le añade, la gente que los combate, en los personajes originales de la novela con una vuelta de tuerca, más alguno nuevo (en clave femenina-feminista).
Baz Luhrmann, Tarantino y Almodóvar son cultores de este estilo posmoderno y han sabido transitar este camino (el del pastiche) transformándolo en un sello de fábrica. Quizás por ese motivo, su director Burr Steers (Las locuras de Igby, 17 otra vez) que no es un experto en este genero, obtiene resultados desparejos.
El proyecto de gestación de esta película es de larga data, en algún momento iba a ser protagonizado por Natalie Portman y dirigida por David O. Russell ( Joy, el nombre del éxito) la actriz conserva su nombre en la película, pero en su rol de productora. Con dichos nombres se buscó financiación, seguramente luego del éxito de Walking dead, mas el agregado de un par de nombres de interpretes pertenecientes a Games of thrones. Por eso no hay que buscar aquí resultados puristas relacionados estrictamente con el cine, ya que el producto resulta de la ensalada cuyos ingredientes se nutren en la literatura clásica, las series de televisión, las estrellas ascendentes con seguidores jóvenes (Lily James (Cenicienta) James Riley (Maléfica) Bella Eathcote (Sombras tenebrosas) , los actores británicos de cierto prestigio (Charles Dance, Sally Phillips, Matt Smith). Además de los elementos monstruosos, los conflictos de clase, el romance, y el matrimonio por conveniencia. Con todos estos elementos se camina al borde del abismo y no siempre se esta seguro de no caer en el, en algún momento.
Si se le perdonan los excesos es porque tiene momentos logrados, como la secuencia de títulos de créditos a la manera de los libros pop-up, aquellos troquelados en los que se despliegan imágenes. O cuando las hermanas Bennet, en lugar de estar reunidas bordando o tejiendo mientras toman te, están limpiando y puliendo armas todas alrededor de su padre. Chicas entrenadas para el arte… de la batalla.
Todo es visualmente atractivo, con la apoyatura de la correcta dirección de arte. Orgullo y prejuicio y zombies juega con los géneros y no siempre gana.