Este documental de Toia Bonino es distinto y especial. Parte del asesinato de un integrante de la familia Robles y como dice su directora, armar un rompecabezas con lo que parece un destino inevitable. Con el testimonio de una madre que no puede darse un respiro en la preparación de tortas que uno adivina es su sustento, la película nos introduce en un mundo donde todo parece anunciado e inevitable. El camino de la delincuencia, el final previsible. Pero lo original es que todas las voces se escuchan y todos los materiales, noticieros, filmaciones familiares y otras policiales que nos permiten apreciar con crudeza todo lo que ocurrió. Una historia a la que la actualidad le otorga una naturalización inevitable. Un dolor profundo que en la superficie se nota anestesiado, pero por eso menos lacerante. Muy interesante.