5 de abril de 2000, Concordia, Entre Ríos. Dos importantes medios de comunicación transmiten en vivo y en directo desde la ciudad más empobrecida del país, donde un grupo guerrillero se prepara para “entrar en guerra” contra el orden establecido. Detrás de un pasamontañas, el lider del “Comando Sabino Navarro” se atribuye flamantes atentados, y dice tener conexión con las FARC en Colombia y con los zapatistas en Chiapas. La noticia es una bomba mediática y millones de personas siguen con preocupación las transmisiones. Sin embargo, para esa misma tarde, ya era público que todo había sido una puesta en escena de José María “Chelo” Lima, Carlos Sánchez y Patricia Rivero, militantes sociales y líderes piqueteros de la región. Diez años después de la cárcel y la condena social, Nicolás Herzog los convence para que relaten, y hasta actúen, escenas de su propia historia. Sin embargo, Orquesta roja no es sólo esa película, sino un cruce entre su making of, cine dentro del cine, policial negro y documental, sobre el papel de los medios de comunicación (y el cine) en la construcción de esa ficción que llamamos realidad.