Cuando los animales atacan.
Sobran los ejemplos de películas con animales asesinos, desde animales zombis como en Cementerio de animales o mutantes como en Anaconda… podría estar todo el día recordando las numerosas películas que se rigen por este planteo.
En esta oportunidad tenemos Cocaine Bear, que acá llegó como Oso Intoxicado, un título que no me termina de convencer en lo absoluto.
La cinta dirigida por la polémica Elizabeth Banks se basa en un caso real ocurrido en 1985 cuando un traficante de drogas llamado Andrew C. Thorton II saltó de un avión junto a un cargamento de cocaína en un bosque de Georgia. Para su desgracia el paracaídas no sólo no estaba en las mejores condiciones sino que al caer en algún momento un oso hizo lo suyo consumiendo además grandes dosis de cocaína. A partir de esta situación puntual el úrsido adquirió gran popularidad, siendo embalsamado y convertido -algo extrañamente- en un icono en Kentucky.
Con este punto de partida Banks se adueña de la narrativa de un cuento bizarro que distorsiona los hechos y donde se nos exhibe con cierto desparpajo todo lo que deben soportar los personajes debido a la conducta violenta de este oso sacado por haber consumido accidentalmente de más de veinte kilos de drogas. El filme construye sin mucho virtuosismo un relato que nos recuerda ese cine slasher que tan popular fuera allá por los gloriosos ‘80s.
Lo que vemos acá no es más que una fórmula ya conocida sobre un grupo de gente aleatoria que tiene la “fortuna” de cruzarse con el oso… por ende son número puesto para una muerte segura. Con esta premisa extraída de eventos reales, no tan conocidos en verdad, el filme pretende enrolarse en el género de terror pero termina siendo algo completamente chistoso.
Protagonizada por Keri Russell, Alden Ehrenreich y Ray Liotta (en uno de sus últimos roles antes de fallecer en mayo pasado), siento que los personajes tenían algo más para ofrecer, pero se quedaron a medio camino. En este tipo de relatos es importante hacer lucir a los personajes humanos, pero no es este el caso.
Ahora, si vamos a la estrella, el personaje titular tiene un asombroso CGI que le da un tanto de seriedad al proyecto. En cuanto a sus participaciones, los técnicos de efectos visuales han hecho un gran trabajo al animar a este oso dispuesto a divertir con persecuciones y sangre, por otra parte los ingredientes principales de esta propuesta concebida para espectadores sin muchas pretensiones.
En definitiva, Cocaine Bear es un filme que seguramente va a quedar en la memoria por la premisa en sí, pero que como película es bastante genérica. Al menos le pone humor al caso real, que fue mucho más trágico.