Nada más letal que un oso hundiendo sus narices en una montaña de cocaína. “Oso Intoxicado” nos presenta a diferentes grupos de personas aliadas con propósitos, intenciones y misiones muy concretas: detener el andar del gigante descontrolado. Basada en un hecho real (un oso consume algunos gramos de cocaína con consecuencias desastrosas), la película se toma ciertas libertades creativas a la hora de evadir la pregunta obvia. ¿Quién en su sano juicio podría tomarse en serio esta premisa? “Oso Intoxicado” representa la auto conciencia de la banalidad. El derrotero encontrará excepciones a la regla dentro de un cúmulo de víctimas libradas a su suerte, valiéndose de efectos especiales que recrean al nefasto mamífero omnívoro.
La ambientación ochentera funge como gancho inmediato, mientras la directora de “Los Ángeles de Charlie” (2019), reparte, a diestra y siniestra, lecciones de familia y amistad insertas en medio de la masacre. Elizabeth Banks dirige a un ensamble coral engalanado por intérpretes de lujo: Ray Liotta, Margo Martindale y Keri Russell, pero, el auténtico protagonista es un oso que adquiere identidad diabólica; una criatura imponente y temible, capaz de despertar climas de tensión, comedia y horror. Los resultados podrían ser catastróficos. Cierto descuido prima en la sala de montaje, al tiempo que un film que no se toma en serio a sí mismo deja librado al azar más de lo suficiente respecto a ciertos detalles visuales pasados por alto.