LA CONFUSIÓN IMPONIÉNDOSE A LA FLUIDEZ
El relato de Otra madre se centra en una madre soltera con dos hijas y el entorno familiar que incluye a su tía, hermanos, primas, con relaciones e interrelaciones marcadas por la conflictividad y la necesidad de hallar puntos de encuentro.
La película de Mariano Luque ingresa en el terreno de lo confuso, ya que no se llegan a conocer bien los vínculos filiales de los protagonistas porque hay un regateo permanente de la información. La historia parece un permanente loop en el que las mujeres son seres sufridos que llevan adelante sus vidas sin la presencia de hombres, que podrán aparecer, pero solo como figuras colaterales y de reparto.
En Otra madre pueden rescatarse los diálogos entre el personaje de la madre (Mara Santucho) y su hija menor, que logran una fluidez como pocas veces se ha visto en el cine nacional y permiten avizorar el potencial de la película cuando se permite indagar en los vínculos entre las protagonistas.
Sin embargo, hacia el final vuelve a imponerse la confusión: la última imagen, congelada, hace pensar que vemos a los protagonistas en un futuro, aunque eso no es más que una intuición ya que el realizador hace un fundido previo que desconcierta al espectador. En esas contradicciones queda inmersa Otra madre y con ella, su historia.