Mandatos
Otra madre es el segundo opus de Mariano Luque, quien sorprendiera hace algunos años con su ópera prima Salsipuedes, retrato íntimo de la violencia de género depositado en el cuerpo de Mara Santucho, tal vez una de las actrices más prometedoras de las nuevas generaciones con una enorme fotogenia y entrega en cada papel que interpreta.
Y así de cambiante es además el cine de Mariano Luque (hace poco se conoció su documental Los árboles) como la propia Mara Santucho, quien en esta oportunidad encarna el rol de Mabel, una mujer separada con una hija pequeña, quien en ese salto al vacío que implica volver a empezar debe adaptarse a nuevos vínculos: dos trabajos para sobrevivir, vivir en casa de su madre junto a su hermana adolescente, su hija pequeña y su abuela, con horarios difíciles.
Sobre lo cotidiano pero también sobre lo emocional es donde focaliza su atención Mariano Luque; en preguntarse por la maternidad, las relaciones familiares y sobre todas las cosas indagar acerca del paso del tiempo porque el mini universo de mujeres en Otra madre comparte generaciones, algunas tal vez en calidad de hijas llegarán a ser madres o deberán cuidar a sus progenitoras cuando envejezcan.
Todo eso pasa entre el humo de un cigarrillo nocturno en una noche para la reflexión y en los ojos expresivos de Mara Santucho. El cine en la vida, en la medianía de lo que pasa pero siempre bajo el sesgo de una mirada atenta y que se deja sorprender por lo que descubre en la agonía de los tiempos muertos o en pequeñas viñetas cargadas de amor y luminosidad para darle un poco más de brillo a lo inexorable y a la melancolía.