La minoría alza la voz.
Un documental básicamente testimonial, enriquecido con fotos y algunas filmaciones caseras, habla sobre la discriminación que sufre la minoría de una comunidad que suele mostrarse como abierta a la pluralidad y la tolerancia, derechos fundamentales que a ellos mismos les son negados desde años inmemoriales en todo el mundo.
Cuatro miembros de la comunidad judía se hacen cargo de su homosexualidad y deciden hacer frente a las cámaras y contar su experiencia. A través de sus relatos se van descubriendo las inflexibilidades y debilidades en el seno de un enorme grupo que desde siempre ha luchado, puertas afuera, por la igualdad y la diversidad. Los jóvenes que prestan su testimonio intentan, en un acto de valentía, sentirse nuevamente integrados a su grupo de pertenencia.
Las historias de Gustavo, Daniel, Diego y Dan conmueven; entre ellas hay marginación desde la niñez, burlas que sufrieron por parte de sus pares, indiferencia, pérdidas a causa del HIV y hasta el suicidio de la madre de uno de ellos. Los relatos son frescos, naturales, y lejos de centrarse en sentimentalismo apasionado son sencillos pero fuertes.
Otro entre otros muestra además las repercusiones que el sinceramiento de los protagonistas tuvo en el círculo íntimo de algunos de ellos. Los amigos y las familias que sufren e intentan salir adelante en algunos casos, o que se niegan a la verdad en otros.
El film es un intento de echar luz sobre una realidad a la que es imposible escapar o hacer oídos sordos. No se trata solamente de asumir la homosexualidad en la comunidad judía, sino también de reconocer que quienes son objeto de discriminación también segregan. Si se asume esta verdad, seguramente se podrá mejorar la realidad de la colectividad toda.