Puede una película ser criticada por su ideología? ¿puede un contenido netamente reaccionario arruinar la apreciación artística de una obra?, yo soy de los que creen que un film, como cualquier otra obra de arte, es un conjunto de elementos que forman el todo que al final vemos en pantalla, por lo tanto creo que sí; una película tan jugada ideológicamente como Otros Silencios no puede ser analizada pasando por alto el contenido y mensaje de lo que relata; y para los que estamos en sus antípodas resulta muy molesto.
Nacido en Buenos Aires pero exiliado hace años en París, Santiago Amigorena es un escritor y cineasta con cierto reconocimiento, más que nada en el mundo literario. En el 2006 había debutado en la dirección con "Algunos días en Septiembre", película que si bien es mejor que la que se estrena hoy en nuestro país, no pareciera merecedora de los grandes elogios que tuvo en su momento. En esa oportunidad se nos contaba la historia de un Agente de la CIA que, previo al atentado de las Torres Gemelas, buscaba a su hija a la que había abandonado y se enfrentaba a un pérfido asesino cuyo único objetivo era perturbar al resto de los ciudadanos.
En "Otros Silencios", Amigorena vuelve a recorrer el mismo camino, mezclando el drama con el policial, pero va más allá en lo que había esbozado en su primer film, y lo que es peor, por lo menos para nosotros, es que carga sus tintas sobre su país de origen, Argentina.
Mary (Marie-Joseé Croze) es una oficial de la policía de Toronto; la vida a sido buena con ella y además de ser excelente en su profesión tiene una familia perfecta, un hijo digno de un comercial de cereales y un esposo bueno y lindo; sí, los tres son altruista y el mundo les sonríe con los ojos de la perfección. Pero una noche, el papá y el nene van a un partido de hockey y en el camino se les cruza una camioneta repleta de gente mala y los liquidan sin ningún tipo de remordimientos. La mujer está dolida, pero aún así es fuerte y logra investigar para llegar a la conclusión de que el autor intelectual no es otro más que Pablo Molina (Luis Ziembrowski) un narcotraficante al que ella había capturado, y el autor material es el sobrino de este, Pablito (Ignacio Rogers) que huyo a Argentina, más precisamente ¡¡a la Quebrada de Humahuaca!!.
Cegada por la venganza (o más bien según su idea, firme en la búsqueda de justicia), Mary llega a la zona para encontrarse con un clima hostil, violento, terrible, en fin, un país que merece ser limpiado por alguien con la moral bien alta, y para eso está nuestra esposa y madre abnegada que cobrará venganza a puro tiroteo, pero también sufriendo por la miseria personal y del tercer mundo, porque al fin y al cabo esto es un drama.
Tengo que pedir perdón si pareciera que relato socarronamente el argumento de esta película, pero es que sinceramente me cuesta tomarlo seriamente. En entrevistas, Amigorena dijo sentir mucha conexión con la tierra de Jujuy cuando vino a filmar esta película (que data del 2011), a decir verdad eso no se trasladó en la pantalla. "Otros Silencios" pareciera ser otro de esos films en donde el primer mundo descarga su mirada de superioridad sobre las atrocidades de los que ellos consideran tercer mundo... con total desconocimiento de causa. Hay infinidad de películas similares, desde las recientes Taken, Colombiana, Valiente (la de Neil Jordan con Jodie Foster no la obra suprema de Pixar), Daño Colateral, y sin más la saga de Charles Bronson. Pero más allá de su insoportable panfleto derechoso, lo que hace aún más intolerable a "Otros Silencios" es descubrir la cantidad de componentes argentinos que encontramos en ella, desde su director (que aunque exiliado, de algo se debe acordar), varios actores, y el dinero de la co-producción entre Francia, Canadá, Brasil, y nuestro país.