Ante el asesinato de su familia, ella solo piensa en venganza. Pero, ¿hasta dónde puede llegar el odio de esta mujer?
Este film viene de la mano del argentino Santiago Amigorena (de 50 años, hermano del actor
Ricardo Luis Amigorena, (conocido artísticamente como Mike Amigorena), quien ganó el premio al mejor director por esta película en la Competencia Internacional del 27º Festival de Cine de Varsovia, del 7 al 16 de octubre de 2011.
Cuenta la historia de una mujer policía de Toronto Marie (Marie-Josée Croze), las primeras imágenes son de felicidad entre su esposo Josué (Benz Antoine) y su hijo Nicky (Aaron Parry), (aunque no sepas como sigue su relato sentís que algo fuerte va a suceder, está cantado), estos dos últimos salen para ver un partido de hockey una noche de invierno y en el camino son asesinados brutalmente a sangre fría con un arma de fuego, inesperadamente la vida de Marie es destruida.
Comienza la investigación y las cámaras de seguridad muestran como los matan desde una camioneta pero no logran ver los rostros de los asesinos, pero ella va realizando algunas averiguaciones, debe resolver pronto el rompecabezas. Como es policía logra conseguir una nueva identidad, Pablo Molina (Ignacio Rogers).
Inicia una búsqueda incansable para hacer justicia por mano propia, su personaje es parecido al que realizó alguna vez Charles Bronson y algunas secuencias son similares a la película “Taken” con Liam Neeson; para encontrar a los asesinos Marie emprende un largo viaje primero por Argentina, Bolivia y sus fronteras, lo único que tiene en su mente es “La venganza”.
La historia tiene intriga, suspenso y tensión, el espectador está pendiente ¿qué va hacer ella cuando se encuentre frente a los asesinos?, ¿cómo estos van a reaccionar?, ¿podrá enfrentarse sola a estos delincuentes?, son uno de los tantos interrogantes, también existen situaciones poco creíbles, llega por esta tierras y en los lugares que son populares con los que se relacionan hablan en inglés, y otro detalle se encuentra totalmente sola. Hay que destacar que contiene un gran trabajo de fotografía que viene de la mano de Lucio Bonelli (“Un año sin amor”; “Fase7”), es una pena porque los últimos treinta minutos aproximadamente cae en una meseta.