Esta acertada precuela cuenta ahora con la dirección de Mike Flanagan y sobresalta al espectador con los mejores recursos del cine clásico del género. Una medium falsa y sus dos hijas provocan la aparición de una fuerza malvada.
La precuela del éxito de 2014, Ouija: El origen del mal, es la nueva incursión en el género de terror del experimentado director Mike Flanagan, que no sólo funciona mucho mejor que la anterior, sino que la coloca en un buen sitio dentro de la millonaria franquicia.
La nueva creación de Flanagan, responsable de Ausencia, Oculus, Antes de despertar y Silencio -esta última con una efectiva recreación de los relatos con asesinos enmascarados- cuenta la historia de una madre viuda y sus dos hijas que habitan una lúgubre casona en la que practican falsas sesiones de espiritismo en Los Angeles de la década del sesenta.
Con una apropiada ambientación de época, el film juega permanentemente con el suspenso, tomándose su tiempos para el desarrollo de los personajes y de las situaciones que presenta. En ese sentido, Ouija: El origen del mal, tiene algunos puntos de contacto con El conjuro y hasta se da el lujo de recrear el afiche de El exorcista, en una toma con el sacerdote Tom, interpretado por el otrora niño de E.T., Henry Thomas.
Una hija adolescente -Annalise Basso- con romance en puerta, la hermana menor -Lulu Wilson- poseída por fuerzas oscuras luego de practicar el juego de la Ouija, una madre -Elizabeth Reaser- preocupada en pagar sus cuentas y alivianar el sufrimiento de las personas que las consultan y necesitan respuestas de sus seres queridos fallecidos, son algunas de las puntas que explota este relato que borronea los límites entre la realidad y el "más allá".
En tanto, una figura escurridiza que sólo puede verse a través de la lupa que trae el juego del título y una reunión de chicas repitiendo las reglas de un tablero que resulta más inquietante de lo que parece, contribuyen a crear los climas adecuados de la película que cumple con lo que promete y borra afortunadamente a su antecesora.