“Ouija: el origen del mal”: Los pro y los contra de la tablita de asustar
Año 1967, ciudad de Los Ángeles. Alice (Elizabeth Reaser) es una viuda que se dedica a dar sesiones de espiritismo. Su trabajo en realidad es una estafa, ya que no tiene ningún poder y menos aún contacto alguno con los espíritus. Ella realiza estas fraudulentas sesiones con la ayuda de sus dos hijas: Paulina (Annalise Basso), la mayor, y Doris (Lulu Wilson), la más chiquita. La nena más grande es un tanto rebelde y una noche se escapa para pasar tiempo con sus amigos, y mientras toman alcohol y pasan el rato en una casa deciden divertirse con un nuevo juego: una tabla ouija para comunicarse con los muertos. Antes de que puedan contactarse con algún espíritu, son atrapados por la madre de la dueña del lugar y Paulina sufre la vergüenza de que su madre se entere primero que se escapó y que luego tenga que ir a buscarla. Pero algo sale de todo esto, y es que Alice acaba de dar con un nuevo implemento que le puede servir para su negocio para realizar nuevos trucos y embustes: la tabla ouija. Pero un día, tras probarla en su casa, Doris demuestra que sí puede realmente comunicarse con los muertos (pensando en realidad que se está comunicando con su padre). Es así que la chiquita comienza a participar del trabajo de su madre, pero lo que ellas no saben es que acaban de liberar a un espíritu maligno que atormentará sus vidas sin que les dé respiro.
Hace un par de años se estrenó “Ouija” (2014), un film realmente horrendo que pasó sin pena ni gloria por los cines. Trataba sobre un grupo de amigos que intentaba contactarse con una chica que había cometido un supuesto suicidio para saber la verdad, pero en vez de ello despertaban los poderes oscuros de un espíritu antiguo.
Aunque les parezca mentira, esta es la precuela de ese film. Tiene una conexión con ese bodrio, que no es muy importante para la trama de ésta ni nadie se queda afuera si no la vio. Una de las grandes diferencias con ese esperpento es que “Ouija: El Origen del Mal” está escrito y dirigido por Mike Flanagan, un realizador que tiene bastante experiencia en el género. Por ejemplo, fue el director de “Oculus” (2013) y ahora mismo se encuentra filmando “Gerald’s Game” (2017), adaptación de la obra homónima de Stephen King.
Flanagan sabe manejar los tiempos, es sutil con las escenas que generan miedo, pone mucho hincapié en los personajes y tiene siempre la capacidad de crear climas opresivos. Esta obra tiene un comienzo muy prometedor, no cae en los lugares comunes pero todo se va diluyendo. El director se encarga de no transformarla en algo barato y ya visto miles de veces.
Pero hay cosas que son insostenibles y casi fuera de lugar, como por ejemplo que Alice le tenga ganas al personaje de Henry Thomas, unl cura a cargo del colegio al que asisten sus hijas. Por cosas así se va desdibujando y para cuando alcanza el clímax es tarde y a nadie le importa.
Aunque, y hay que decirlo, la película repunta un poco al final y tiene un cierre más que digno. Las actuaciones están bien, pero sin dudas Lulu Wilson está increíble. La chica tenía que realizar un personaje que mostrara dos facetas casi al mismo tiempo: una inocencia y dulzura conmovedoras, y un lado oscuro que generara terror. Lo logró con creces. Tomen nota de la escena cuando hace el monólogo y habla sobre lo que siente una persona al ser estrangulada. Brillante.
Deberían saber que el largometraje tiene una escena poscréditos, que mucho no aporta pero está. Ya tenemos el inicio de ouija, que esperamos también sea el final.
Esta película tiene un comienzo muy prometedor. No cae en los lugares comunes, es cierto, pero no menos cierto es que todo se irá diluyendo.