Jason Blum (y su Blumhouse Productions) -el nuevo rey Midas del cine de terror hecho con dos mangos-, vuelve a unir fuerzas con Michael Bay, pero esta vez el resultado no es tan fructífero como en otras ocasiones. Franquicias como la de “Actividad Paranormal”, “La Noche del Demonio”, “Sinister” y “The Purge” cambiaron las reglas de producción en Hollywood y lograron generar unos cuantos sustos en la última década o, al menos, atraer el interés de los amantes de un género que no goza de las mejores ideas.
La compañía Hasbro consigue colocar otro de sus juguetes entre los argumentos cinematográficos y convierte a la famosa tablita “contactadora” de espíritus en una excusa para contar una nueva (y trillada) historia sobre casas y artefactos embrujados.
“Ouija” (2014) es el debut tras las cámaras de Stiles White, miembro estable de la compañía de efectos especiales de Stan Winston (Q.E.P.D.) y guionista de varios bodrios como “Posesión Satánica” (The Possession, 2012) o “Cuenta Regresiva” (Knowing, 2009). Junto a su eterna colaboradora Juliet Snowden, le dieron forma a esta aventura adolescente llena de lugares comunes, sustos predecibles y personajes tan inverosímiles que uno termina lamentando haber perdido noventa preciados minutos de su vida en una oscura sala de cine.
Por más que lo pienso no hay nada que pueda rescatar de esta película donde sólo existen personajes haciendo cosas que no deben sin ningún adulto a la vista. Los padres están de viaje, los maestros ¿quién sabe dónde? y la policía ni siquiera investiga las horrendas y misteriosas muertes que le acontecen a este grupo de jovenzuelos.
White no se molesta en agregar ningún recurso narrativo o visual significativo (ya no digo innovador). Sepán que el ajustado presupuesto de cinco millones de dólares no siempre es un obstáculo para la originalidad y el buen gusto. ¿Alguien dijo “The Babadook” (2014)?
Tras el misterioso comportamiento y posterior “suicidio” de su amiga Debbie (Shelley Hennig), Laine (Olivia Cooke) está resuelta a encontrar las causas que la llevaron a tomar semejante decisión. Para ello arrastra a un grupo de compinches hacia la casa abandonada de la familia y así tratar de contactar con su espíritu a través del mismo juego que disfrutaban de chiquitas.
Un poco escépticos y otro poco asustados, los jóvenes acceden a formar parte de este “ritual” con la Ouija que pertenecía a la muertita y tras varios intentos logran conectar con un alma en pena que, oh sorpresa, no es la que estaban esperando. Sin saberlo, los pibes despiertan el espíritu maligno de una madre asesina que ocupó la vivienda en décadas pasadas. De a poquito, van a ir pereciendo uno a uno porque con estas cosas no se jode y tienen que pagarlo de alguna manera. Laine y su hermana Sarah (Ana Coto) harán lo posible para detener esta locura mortífera antes de que les toque el turno a ellas, obviamente.
Si todo esto les suena conocido y que ya lo vieron hasta el hartazgo en infinidad de films parecidos, no se equivocan. “Ouija” nos remite hasta la saga de “Destino Final”donde, una vez más, deseamos que nadie salga con vida.
Consejo de amigos: no jueguen con cualquier porquería embrujada que se les cruce… ni vayan a ver películas como esta. El resultado, en ambos casos, es el mismo, una muerte segura.