Hace ya unos cuantos años que se corrían los rumores sobre un film a gran escala que retomara el mundo representado por El Mago de Oz, aquel clásico de Victor Fleming de 1939 que adaptó parte de los relatos escritos de L. Frank Baum, recordado por mucho más que el sorprendente colorido del mundo al que Dorothy iba a parar luego de aquel remolino que arrancara su hogar. Hubo rumores de una adaptación del musical Wicked (todavía los hay), sobre un film que reacondicionara al género del terror; y luego del éxito (comercial, no tanto artístico) de Alicia en el país de las maravillas de Burton y Disney, se comenzó a pensar fuerte en este proyecto, adaptación de un relato anterior del mismo escritor que narra hechos previos.
El desafío era enorme, tratar de representar un mundo que quedó grabado en la cabeza de varios como una iconografía por un film clásico de hace más de 70 años, y adaptarlo también a los tiempos de las superproducciones actuales, 3D incluido, porque en definitiva estamos ante un producto de Hollywood que busca captar a la enorme audiencia. Lo primero que hay que decir, es que estos dos objetivos están logrados en parte, existen un poco de ambas cosas, lo que llevaría a que las fuertes expectativas creadas puedan estar colmadas. En definitiva, "Oz, el poderoso", es lo que se esperaba, y ofrece lo que prometía desde sus primeros avances, nadie puede salir sorprendido.
Para quienes no conozcan la historia, en esta oportunidad el film se centra en la figura de Oz (sobresaliente James Franco), un mago de feria con más de estafador que magia real, una persona a la que, en un principio no pareciera importarle el otro, solamente alcanzar su grandeza. Intentando escapar de una de sus estafas, huye en su globo aerostático para ser alcanzado por un tornado que lo llevará al mágico mundo de Oz, un lugar que, como su nombre lo indica, tendrá muchos puntos identificables con su entorno. Ahí se cruzará con dos brujas, Theodora (Mila Kunis, que intenta jugarla de Femme Fatale, para recaer en sus habituales alaridos), y Evanora (Rachel Weisz, demostrando nuevamente ser una perfecta conjunción de belleza y desborde de talento), que le explicarán que él es el enviado de la profecía para terminar con el malévolo reinado de la Bruja Malvada y así coronarse a rey. Empujado por la Codicia irá a derrotarla, pero allí conocerá a una tercer bruja, Glynda (Michelle Williams, a la cual los años le vienen haciendo justicia), un rostro que le resultará familiar...
En primer lugar, la adaptación de Mitchell Kapner y David Lindsay-Abaire ofrece diversión y entretenimiento por donde se la mire; varios gags son graciosos y el espíritu de montaña rusa (y telenovela donde las tras damas se lo disputan) ayuda bastante. En este aporte cómico, también serán fundamentales las presencias de Zach Braff y Tony Cox. Los 130 minutos de duración realmente vuelan.
A modo de homenajear el film de 1939, Raimi, optó por utilizar el mismo método de aquel, el mundo “real” es representado en blanco y negro anamórfico (en aquel era sepia), para luego desplegar toda la paleta de colores en el mundo de Oz. Ahí el despliegue visual será inmenso, si bien tanto Kansas como Oz son representados visualmente, la tierra fantástica planea ser de una belleza increíble, llana de detalles y colores fuertes, variados y pasteles, todo está puesto en pos del asombro. Pero aquí está el problema (quizás el único) de Oz el poderoso, al igual que sucede con las últimas superproducciones en los últimos años, se termina creando un abuso, y tanto colorido termina por quitarle vida, realismo al asunto. En el mundo digital se sabe que todo es posible de “crear”, pero cuesta otorgarle espíritu a las cosas, tristemente todo suena a plástico. A esto le podríamos sumar un 3D no del todo aprovechado.
Sam Raimi, al igual que Peter Jackson podríamos decir, es conocido por ser un artesano, ambos provienen del cine clase B, y su estilo está en crear figuras “artesanales”, como si fuese hecho a mano, lo que le otorga cierto espíritu lúdico muy disfrutable. Jackson a sabido manterner, en parte, esa esencia en sus grandes producciones, pero a Raimi, desde Spiderman 3 a la fecha parece costarle encontrarse en su registro. Simplemente en Oz, el poderoso es dificil encontrar su mano, parece más un film hecho por los diseñadores de FX’s.
Por el resto es un entretenimiento grandioso con todo lo que debe tener, muy disfrutable, impactante, y muy bien narrado. A unos pasos de convertirse en un gran film, si simplemente hubiese optado por algo más de sencillez. Sólo el destino puede saberlo, pero este Oz, el poderoso es un muy buen entretenimiento, aunque quizás no llegué a la altura de clásico.