Alberto Sarlo es abogado, pero además enseña boxeo y habla con pasión, solvencia y ninguna solemnidad de Marx, Foucault, Sartre y Dostoievski. Sin embargo, hay un detalle de su biografía aún más notable: sus alumnos, muy aplicados, son internos de uno de los pabellones más peligrosos del penal de Florencio Varela. No hay dudas de que la historia es "de película".
El director Diego Gachassin lo advirtió y realizó un documental sobrio y elocuente que refleja un costado poco conocido de la vida carcelaria argentina. Decidido e hiperactivo, Sarlo es uno de los que empujan desde hace años un proyecto editorial bautizado Cuenteros, Verseros y Poetas, que reúne escritos de los presos, que hoy ya llevan ocho libros editados.