La libertad que habita en uno
El documental del Diego Gachassin retrata del apasionado trabajo del abogado y escritor Alberto Sarlo y de Carlos Mena, un ex preso. Ambos se dedican a la tarea de promover la literatura y la reflexión filosófica en una cárcel de máxima seguridad.
Ellos están allí, cumpliendo una pena que les impuso la justicia. Pabellón 4 (2017) no habla de qué hicieron para llegar a la cárcel de Florencio Varela, porque no es lo importante. En más de un momento se hablará sobre la naturaleza del crimen (si es que la hubiere), sobre qué pasa en la conciencia de un hombre que atraviesa el umbral que divide lo legal de lo que no lo es. Y de eso sí habla este documental, porque uno de sus temas es la conciencia y qué hacer con ella cuando parece que no se puede hacer nada.
El riguroso trabajo que realizan Alberto Sarlo y Carlos Mena no tiene nada de demagógico. Como el primero advierte en determinado momento, él no trabaja para la no reincidencia en el mundo del crimen aunque, claro, no ignora que las estadísticas demuestran que esa es una de las consecuencias del trabajo social en las cárceles. Lo que Sarlo y su asistente Mena hacen es algo más profundo, y radica en la posibilidad de otorgarle sentido a la reflexión. El primero, que también les ofrece a los presos clases de boxeo, lleva a cabo la tarea de publicar libros que compendian textos escritos “muros adentro”. Son el resultado del compromiso de los alumnos en torno a un espacio que se vincula más con la pedagogía del taller que con la clase “propiamente dicha”. Tal vez hubiera resultado más equilibrado que aparezcan las opiniones de los alumnos, más que de Sarlo y Mena, pero queda claro que Pabellón 4 persigue otro objetivo.
Sartre, Nietzche, Hegel, Heidegger son algunos de los nombres que se escuchan en las clases, que son coloquiales pero no por eso menos rigurosas, y que abren la posibilidad de construir pensamientos profundos. Muchos de ellos se detienen en la relación entre el hombre y la libertad, palabra que no sólo refiere a la condición legal sino a una más metafísica y personal. En tiempos en los que se pregona la “mano dura” y se lleva a instancias legislativas la cuestión de qué hacer con los presos, un trabajo como Pabellón 4 resulta de visionado imprescindible.