En la jerga carcelaria, “pabellón de población” se denomina a quienes habitan los pabellones más peligrosos. A partir de esta aclaración, el documental comienza a acercarse a un grupo en particular: el pueblo del pabellón 4 de la Unidad 23 de máxima seguridad de Florencio Varela, en el sur de Gran Buenos Aires. Allí llega Alberto Sarlo para dar un taller de filosofía, enseñarles a boxear, a escribir y sobre todo, invitarlos a repensarse.
Hace ya ocho años, el abogado lleva a cabo este trabajo junto a los presos. Allí plantea distintas preguntas a la vez que les propone narrar sus propios cuentos. Historias sensibles que hablan de cosas tan trágicas como son la pérdida de un amigo, un muerto en manos del Servicio Penitenciario y, algo a lo que todos refieren: la libertad y cómo sería volver a estar del otro lado.