Yendo hacia Boston
Si Pacto criminal (Black Mass, 2015) es parecida a Los infiltrados (The Departed, 2006) es porque ambas películas se basan en la vida del mismo gángster bostoniano, James “Whitey” Bulger, y su impía alianza con el FBI. El capo mafioso interpretado por Jack Nicholson en la película de Martin Scorsese estaba basado en Whitey Bulger, y ahora Pacto criminal viene a contar la “historia oficial” del personaje, esta vez encarnado por Johnny Depp.
Las similitudes temáticas son inevitables, pero nada obligaba a Scott Cooper a imitar el estilo de Scorsese cuando decidió dirigir Pacto criminal. La película se parece mucho a Buenos Muchachos (Goodfellas, 1990): sigue el auge y la caída de un notorio criminal a lo largo de varios años, nos muestra la cruel camaradería que une a los brutos matones de la mafia, muchas escenas se construyen entorno al temperamento volátil y alevoso de los mafiosos, la narración es retrospectiva (los asociados de Bulger son interrogados en el presente) y el montaje ecléctico, pasando lista a los crímenes de Bulger con rapidez y desacelerando en los momentos íntimos. Cooper se queda corto al no pasar “Gimme Shelter” de los Rolling Stones; en vez pone “Slave”.
Como galán protagónico Depp tiende a ser bastante anémico, pero es un excelente actor a la hora de componer caricaturas humanas, especializándose en personajes orgullosos que se toman demasiado en serio a sí mismos y no tratan a los demás con la misma deferencia. Ed Wood en Ed Wood (1994), Raoul Duke en Pánico y locura en Las Vegas Fear and Loathing in Las Vegas, 1998) y Jack Sparrow en Piratas del Caribe: La Maldición del Perla Negra (Pirates of the Caribbean: Curse of the Black Pearl, 2003) son buenos ejemplos.
Whitey Bulger se suma fácilmente al zoológico de grotescos por motivos muy distintos: es aterrador. Raro para una película que no es de miedo y se ve encabezada por uno de los actores más populares de su tiempo, pero el personaje logra ser aterrador. Depp ha sido maquillado a punto de asemejarse al Guasón, pero una vez que sorteamos el shock inicial de su apariencia, Bulger es igual de perturbador, inquietando con la voz, la mirada, el rictus. Todo lo que dice y hace es comedido, pero apenas esconde la violencia que lleva dentro. Y a medida que la película avanza, ciertas tragedias van nutriendo lentamente su desprecio por la vida humana.
Johnny Depp se va a llevar todos los galardones de esta película. Menos celebradas pero igual de excelentes son las actuaciones de los actores secundarios, muchos de ellos inmediatamente reconocibles como típicos actores de reparto pero que no gozan gran renombre: W. Earl Brown, Rory Cochrane y Jesse Plemons y Peter Sarsgaard como los versátiles secuaces de Bulger; Joel Edgerton, David Harbour, Kevin Bacon y Corey Stoll del lado del FBI. El único que no sale bien parado es Benedict Cumberbatch como el hermano menor de Bulger: además de no congeniar, su rol es bastante superfluo e indicador de que la película originalmente duraba tres horas antes de ser resumida en dos. Se extraña el 30% faltante de la película, que probablemente justificaba todas las tramas y los personajes que quedan misteriosamente colgando en la versión recortada.
Pacto criminal sería genial si no nos recordara tanto a otras películas similares y mejores; sería genial si fuera la película que el director filmó y no la que recortó. En vez de una genial película ha logrado una muy buena película, y en el proceso le ha sacado una genial interpretación a Johnny Depp.