Otro cuento maravillOSO
El pequeño oso fanático de la mermelada de naranja creado por el autor infantil Michael Bond hace casi 60 años vuelve a la gran pantalla con una nueva historia que promete superar el éxito a nivel mundial de su primera película de 2014.
Ingenuo y algo torpe pero muy querible, Paddington (Ben Whishaw) está de vuelta para hacernos reír, divertirnos y también emocionarnos con su nueva aventura para toda la familia. En esta secuela, veremos al joven oso del Perú ya asentado en la casa de los Brown, en el pequeño barrio londinense de Windsor Garden, donde es tratado como un miembro más de la familia y muy apreciado por sus vecinos.
Cuando el cumpleaños de su tía Lucy (Imelda Staunton) se acerca, Paddington decide juntar dinero para obsequiarle un libro plegable de la ciudad de Londres que descubre en la tienda de antigüedades del señor Gruber (Jim Broadbent) y para eso lo veremos realizar diversos trabajos como ayudante en una peluquería o limpiador de ventanas, en donde su torpeza será la protagonista.
Sin embargo, todo cambiará para el oso cuando el libro, que oculta gran tesoro, es robado de la tienda y por un infortunio es declarado culpable y llevado a prisión. A partir de allí, Paddington intentará adaptarse a la vida en la cárcel mientras lo atormenta el miedo de perder todo lo que había conseguido hasta ese momento. Por su parte, los Brown lucharán para demostrar la inocencia del oso.
Al ya maravilloso elenco que había participado en la primer entrega conformado por Hugh Bonneville, Sally Hawkinsse, Julie Walters, Jim Broadbent y Peter Capaldi, se suma el reconocido actor Hugh Grant interpretando al villano Phoenix Buchanan, un artista venido a menos con la ambición de encontrar el tesoro que esconde el libro, y Brendan Gleeson como Knuckles, el chef de la prisión.
Si en la primera entrega se pudo apreciar cierta evocación por parte del director Paul King al cine de Wes Anderson, en esta ocasión esto se ve aún más explícito en los encuadres, la simetría, la paleta de colores y sobre todo en las escenas dentro de la cárcel que hacen recordar al, hasta ahora último film de Anderson, El Gran Hotel Budapest (The Grand Budapest Hotel, 2014)
También hay que destacar el uso del CGI para la creación de Paddington que lo hace muy realista hasta el último detalle, superando al trabajo realizado por muchas grandes producciones de Hollywood.
Si hay algo criticable de este film es su previsibilidad en algunas escenas, aún más que en su antecesora, pero al fin y al cabo no deja de ser una divertida comedia familiar en donde la trama y una galería de renovados gags entretienen de principio a fin que sin lugar a dudas honran de la mejor manera la memoria del creador del personaje Michael Bond quien falleció en junio del año pasado a los 91 años.
Crítica de Brian Bahar