Una pequeña obra maestra.
El oso Paddington es un personaje literario de enorme popularidad en Gran Bretaña. Su autor, Michael Bond, publicó el primer libro protagonizado por este personaje en 1958. Se inspiró en un oso de peluche que le compró a su esposa en la estación Paddington, de allí el nombre que lleva el oso. La fama del personaje se volvió mundial y sus libros se tradujeron a más de treinta idiomas, vendiendo millones de ejemplares en todo el planeta. Para la cultura inglesa, Paddington es todo un ícono, teniendo incluso una estatua además del famoso vestuario de la mayoría de los muñecos consistente en un abrigo azul y sombrero rojo. La fama del personaje aumentó y tuvo sus series animadas en televisión, pero su fama se volvió aun más universal con la realización de una gran película en el año 2014. Paddington 2, obviamente, es la secuela de aquel titulo. La sorpresa es que si aquel título era muy bueno, esta nueva entrega es simplemente extraordinaria.
El famoso oso de origen peruano ya se ha integrado a la familia Brown y es respetado y querido en el barrio de Windsor Gardens. Al visitar la tienda de antigüedades del Sr. Gruber descubrirá un deslumbrante libro pop-up. Paddington desea regalarle el libro a su tía Lucy y para poder comprarlo se dedica a hacer todo tipo de trabajos. Cuando el libro es sorpresivamente robado, una serie de equívocos provoca que Paddington sea el principal sospechoso. Antes y después de este suceso, la película despliega una serie de memorables gags a la altura de los grandes comediantes de la historia del cine. Y aunque el oso sea digital, no deja de ser un personaje desopilante. La voz del oso está a cargo de Ben Whishaw y al tratarse de una película con tantos actores extraordinarios la recomendación es que el público adolescente y adulto intente ver la película en su idioma original. Los matices de acentos que la película tiene son particularmente sofisticados y divertidos.
En esta comedia alocada –no exenta de emoción, además- hay algo tan refrescante e inusual, tan antiguo y fuera de moda que termina resultando más descontracturada y menos temerosa que el cine familiar actual. Los chistes son muy graciosos, las escenas son muy espectaculares, las actuaciones son todas brillantes y todo eso está antes que las preocupaciones ideológicas o terrores de incorrección política que están llevando al cine a un lugar sin arte. Los chicos no son tontos, pueden seguir una trama sin que les estén bajando línea a cada minuto, y además, ni hay que aclararlo, la historia no deja de ser positiva y llena de humanidad. Lo que no tiene Paddington es miedo a la libertad y la creatividad, y eso se nota en todas y cada una de sus escenas.
Cuando un personaje se convierte en una franquicia de éxito asegurado, cuando no hay riesgo de fracasar en taquilla, es igual de difícil hacer una película mala que una película excelente (siempre y cuando haya talento disponible, claro). Nada obligaba al director, los productores, los guionistas, los actores y todo el equipo a realizar una obra fuera de serie. Nada excepto la ética del artista. ¿Si puedo hacer la mejor película posible, porque no habría de hacerlo? Muchos de los que hacen cine para grandes y chicos deberían recordar que el éxito asegurado no es una autorización para subestimar a los espectadores. Paddington 2 no es solo una buena película, es una pequeña obra maestra. Su ritmo narrativo, su acción, sus ideas visuales, su dirección de arte, su vestuario, todo está a un nivel inusual. Y uno de los elencos británicos más impactantes del cine actual se reúne para festejar al personaje. Actores premiados en cine y televisión, absolutas estrellas se entregan a esta fiesta. Particularmente memorable la actuación de Hugh Grant como el actor villano del film, lo suyo es maravilloso. Pero la lista es mayor: Michael Gambon, Imelda Staunton y Ben Whishaw (las voces de los osos), Hugh Bonneville, Sally Hawkins, Julie Walters, Jim Broadbent, Tom Conti, Peter Capaldi, Noah Taylor, Nicholas Woodeson, Richard Ayoade, Simon Farnaby y para cerrar en algún lugar la lista, el protagonista de todas las inolvidables escenas en la cárcel, Brendan Gleeson, otra actuación maravillosa.
No es todo lo mismo, no da igual una tontería mediocre para pasar el rato que una película de esta calidad. Hacer comedia física es más complicado de lo que parece, conseguir una verdadera locura digna del cine mudo o de Jerry Lewis es un diamante que no debe dejarse pasar. Paddington 2 es una de las sorpresas del año, una de esas películas que le alegran el día a cualquiera. Sin golpes bajos, ni vueltas de tuerca efectistas, sin otro arte que el de saber hacer cine original y sin tanta especulación. El resultado está a la vista.