Paddington

Crítica de Diego Batlle - La Nación

Adorable pero bastante torpe

Personaje de la literatura infantil británica creado hace ya más de medio siglo por el autor Michael Bond, el oso Paddington tiene aquí su primera incursión cinematográfica (se produjeron un par de series en los años 80 y 90) con resultados que no están a la altura de esta querible criatura que en términos de popularidad (y de ventas de merchandising) poco tiene que envidiarle a, entre otros "colegas", Winnie Pooh o Yogui.

El film narra el origen (absurdo) de este antihéroe en plena selva peruana, donde ya profesa su pasión por todo lo que sea inglés. Tras la muerte del tío Pastuzo, el pequeño emprenderá un viaje en barco para llegar a la estación de Paddington londinense. Inglaterra, en primera instancia, no es el paraíso que tanto había soñado, hasta que los Brown (Sally Hawkins, Hugh Bonneville, los chicos Madeleine Harris y Samuel Joslin, y la veterana Julie Walters), una familia de Notting Hill que es una caricatura del british way of life, lo adopta y lo inicia en la vida social urbana.

Y allí aparece Millicent (una sobreactuada Nicole Kidman), la taxidermista de un museo (parece una versión descafeinada de la Cruella De Vil de Glenn Close en 101 dálmatas) que, con la ayuda del señor Curry (Peter Capaldi), quiere capturar al pobre osito y sumarlo a su colección.

Más allá de la pericia técnica y de ciertos hallazgos visuales que remiten al cine de Wes Anderson, es bastante decepcionante descubrir a varios de los mejores intérpretes británicos del momento sometidos a una serie de enredos bastante torpes y no demasiado divertidos. Mejor verlos en Dr. Who o Downton Abbey?