Lejos de aggiornarse en su estructura como para corresponder a ésta época, y así evitar el atraso narrativo, la nueva adaptación de “Paddington” al formato audiovisual, adolece de varios defectos provocados por un exceso de confianza en el exitoso producto. De hecho, comercialmente parecía ser la respuesta británica al insoportable y edulcorado Winni Poo de la Disney.
Desde el punto de vista de la adaptación no se puede negar la fidelidad para con los cuentos escritos por Michael Bond (luego convertidos en serie de TV). Sucede que la virtud de la adaptación se convierte en el defecto principal de Paddington.
Apelando a miles de concesiones tenemos al comienzo una especie de recorte de un noticiero, tipo "Sucesos Argentinos", en la cual nos cuentan que un explorador se fue "al oscuro Perù". Allí encontró una pareja de osos con la cual entabló una entrañable relación y les dejó algunos objetos propios de la cultura londinense. Los osos hablan. Punto. Si uusted quiere creerlo bien, y si no deje la sala, porque la explicación de éste fenómeno no está en el guión, ni en el texto original. A partir de allí, la palabra verosímil queda absolutamente anulada del vocabulario de los responsables de esta película, incluido el autor original que tiene un cameo en la estación de ferrocarril.
Sigo.
Años después de la visita, aparece un osito, una terrible tormenta en la selva peruana, y un viaje a Londres para buscar al explorador, en una de las acciones menos justificadas en la historia del cine para chicos. Claro, a esta altura, que el osito viaje de polizón en un barco, se pasee por las calles de Londres ante la indiferencia de todo el mundo, o viaje en tren pasa, a ser una suerte de subestimación a la inteligencia del público.
El oso se instala en la casa de los Brown, familia que lo adopta a pesar del padre y pese a los desastres que hace en la casa. Sólo Alf” (serie televisiva 1986-1990, y película “Proyecto Alf” 1996), logró tanto destrozo sin que lo echaran, pero hasta en aquella serie creada por Paul Fusco había una preocupación por hacer creíble la situación, y si vamos al caso de las comparaciones que se hicieron por allí hasta “Ted” (2013) tenía justificativo atendible.
Para colmo de males, hay una clara intención en el sub-texto de bajar una línea contra la discriminación por ser distinto, empresa loable en un siglo en el que los chicos (y grandes) necesitan mucho de este tipo de mensajes. Sin embargo, el hecho de que a nadie parezca llamarle la atención un oso que habla, tira por la borda cualquier intención de mostrar este costado con moraleja.
Por todo lo expuesto, quedaría el humor como para paliar el tedio, pero esto funciona de a ratos, siempre y cuando nadie haya visto muchas veces a los Muppets, el citado Alf, “Benjuí” (1974), cualquier otro personaje en cuyo accionar de torpezas descansaban los gags “payasescos”.
Eso si, desde el punto de vista visual “Paddington” es un prodigio de animación digital, sobre todo en los movimientos de cara y del pelaje del animal. Aquí es para sacarse el sombrero. También hay una villana interesante compuesta por Nicole Kidman. Por lo demás, la dirección de Paul King, hombre del palo de la TV más que del cine, ofrece dinámica al servicio de la aventura y algo de timing correcto para el humor.
Todo hace pensar que estamos frente a un producto para chicos de hasta seis años de edad, como mucho. Sin subestimar a nadie, por supuesto.
Osos en Perú, pero… ¡por favor!