Una maravilla
La adaptación del cuento inglés es brillante, y no sólo disfrutable para los más chicos..
Una maravilla. Eso es Paddington, el arribo a la pantalla grande del personaje de la literatura infantil inglesa (Un oso llamado Paddington, de Michael Bond), con un humor y un cuidado estético que merecen el aplauso.
Rodada con actores y también por animación computarizada, Paddington tiene en su centro a un oso, que vive con sus tíos en la selva peruana. Hasta allí, mucho años antes de que naciera el osezno, llega un explorador inglés, que al conocer a sus tíos decide no llevarlos para su estudio, sino invitarlos en un futuro, si lo desean, al Reino Unido.
Los mamíferos tiene la particularidad de aprender rápido el lenguaje humano, y, con un manual de urbanidad, sueñan con ese postergado viaje.
No vamos a contar la historia, porque en sí es lo de menos. Paddington llega como polizonte a Londres, y allí una familia poco menos que lo adopta, pero hay una malvada que quiere secuestrarlo (Nicole Kidman). ¿Por qué? ¿Cuál es el móvil?
Paddington va a avanzando y a medida que pasan los minutos uno siente mayor simpatía por él, y por los integrantes de la familia (mamá y papá, que fueron hippies, ahora conservadores, y sus dos hijos, más la señora que limpia).
Más allá de confundir música peruana con centroamericana y algún desfasaje en los años (se dice que pasaron 40 desde que los visitó el explorador, lo que vemos en un noticiero tipo Sucesos argentinos en blanco y negro, y cuando el oso llega a Londres parece tiempo presente), la película es entretenidísima. Los más chicos la disfrutarán, por las cosas que dice y los descalabros que hace el oso. La película viene con moraleja, pero no de ésas que parece que se la refriegan a los chicos en el rostro.
Los actores están muy bien (Kidman pareciera que se rehizo la cara, luego de esa cirugía espantosa, y está bella como siempre) y Paddington, el oso, es la antítesis de Ted, su primo estadounidense zafado.
En síntesis, una comedia ágil, con una animación sorprendente, para pasar más que un rato amable y en familia.