Papás por siempre
¿Cómo abordar una película cuyo enfoque resulta tan necesario para una sociedad que pregona un mirada al pasado?¿Hasta qué punto la temática soslaya el dispositivo cinematográfico? Bien sirve Padres de la Plaza: 10 recorridos posibles (2009) para un intento de respuesta. Emotiva, sincera, honesta con su alcance, conciente de sus limitaciones, la ópera prima del también músico, docente y compositor Joaquín Daglio recupera la figura de aquellos que apuntalaron el dolor de las Madres. Ellos son los Padres de la Plaza.
El documental recorre las historias de diez padres de hijos desaparecidos y asesinados durante la última dictadura militar. Figuras desconocidas para gran parte de la sociedad, ellos, juntos a las incansables Madres y Abuelas, también sostuvieron (y sostienen) la lucha por conocer el paradero de sus hijos.
Rafael Beláustegui, Mario Belli, Mauricio Brodsky, Ricardo Chidíchimo, Oscar Hueravilo, Julio Morresi, Bruno Palermo, Teobaldo Altamiranda, Marcos Weinstein y Jaime Steimberg, quien falleció durante la post-producción de la película, abren no sólo la puerta de sus casas, cuna de infinitos recuerdos de quienes ya no están, sino también sus corazones para contar sin tapujos cómo se vive con la incertidumbre constante del paradero de un hijo.
Es curioso: Daglio no procura una búsqueda cinematográfica y sin embargo logra una película por demás emotiva: el valor, la entereza y la fuerza para soportar el desarraigo del dolor que se desprenden de los testimonios posicionan al film como un legado de esas cualidades.
El cine no se había fijado en ellos. Desde las sombras, alejados de las cámaras, soportaron estoicos durante los años oscuros de Argentina. Su grandeza parece quedar chica hasta en la pantalla grande. Nunca el cine fue una experiencia tan nimia.