El documental Pagliacci (Brasil, 2018) es un homenaje al mundo de los payasos. Festeja el veinte aniversario de la compañía La mínima, ensaya una serie de reflexiones acerca del humor y de aquellos que trabajan de payasos y también es el recuerdo de Domingos Montagner, gran artista circense fallecido Pero la película, con algunos buenos momentos, no logra convencer acerca de la maravilla que se supone que es ese mundo, ni cuál es el talento que lleva a la risa cuando ellos actúan. Hay algo incompleto en el documental, como si acaso no terminara de relajarse y tener esa maravillosa combinación de ligereza y tragedia que los payasos poseen. Algunos testimonios se repiten y otros caen en lugares comunes. Es complicado saber porque no quedaron fuera del montaje final. Los payasos, parece demostrar la historia del cine, se llevan mejor con la ficción que con el documental.
Aquí y ahora En estos tiempos de desánimo general tanto para nuestro pueblo, como para el hermano Brasil, resulta muy oportuno ejercitar la idea que nos recuerda que la vida es un devenir constante, un juego que debemos aprender a jugar en cada instante, y, sobre todo, reencontrarnos con esa alegría que muchos extravían en el camino hacia la “madurez". Pagliacci (2018), es un documental de Chico Gomes, Julio Hey, Luiza Villaça, Pedro Moscalcoff y Luiz Villaça que muestra cómo Fernando Paz relata, fuera del escenario, las peripecias que asume cuando cumple el rol de payaso. Luego del fallecimiento de Domingos Montagner, Fernando guía el desarrollo de la construcción de una interpretación circense y dramática de una ópera homónima, esta vez sin Domingos. El documental narra la construcción del espectáculo desde los primeros ensayos hasta un montaje ya maduro, dos semanas después del estreno, los momentos del inicio y los últimos ajustes para brindar un espectáculo circense completo. El film se vale de acrobacias, shows, luces, colores y un vestuario acorde, ofreciéndonos la oportunidad de presenciar la trastienda del circo itinerante, -describiendo a estos artistas como eternos extranjeros en cada ciudad que visitan-, con testimonios de los mismos, música, sketches, bailes y actuaciones. Quizás un tanto reiterativo y extenso en el desarrollo, aunque auténtico en el mensaje y con un final emocionante, que nos invita a la reflexión. El recurso de la cámara en mano para introducirnos en el relato constituye un acierto, ya que nos hace partícipes de la narración desde el comienzo; ademas del uso de cámara en movimiento, en consonancia con la vida nómade de los protagonistas. “La seriedad extrema es innecesaria y enferma”, "Adaptarse aunque seas el “nuevo”, “un constante levantarse y caerse”, "reírse de uno mismo y hacer reír a los demás”, “sanar a través del arte”, “detrás de todo chiste, existe una tragedia”, “todos usamos máscaras para interactuar”, “cumplimos roles como ser presidente, camarero o doctor” “las desesctructuras equilibran”… son algunas lecciones/regalos que destacan en este sensible documental.
Es un documental de Chico Gomes, Julio Hey, Luiza Villaca, Pedro Moscalcoff y Luiz Villaca, una realización brasileña que muestra cómo sobrevive un payaso cuando pierde a su socio creativo y amigo. Así cuando en el 2016 muere Domingos Montaner, Fernando Sampaio, ambos pertenecientes al Circo Escuela Picadeiro, continuadores de una enorme tradición, fueron por mucho tiempo la historia viva de una de las profesiones más antiguas de la humanidad) el sobreviviente se apara en la creación. Sampaio decide con payasos de otras generaciones construir una versión teatral y circense de la opera “Pagliaci”, mostrar el proceso y filosofar sobre la necesidad de los seres humanos de reírse de sí mismos y con los otros. Y a la vez poner sobre relieve la importancia del género circense y de los circos en las ciudades actuales. Un muy interesante documental.
El circo y los payasos no ya como pesadillas infantiles, sino como, lo refleja este documental, lugar de resistencia en un Brasil de ultraderecha y en donde el arte, una vez más, permitirá salvar a las sociedades.
Un hombre tímido fuera de los escenarios se transforma cuando asume la personalidad de un payaso. Sobre esta base, los directores Chico Gomes, Julio Hey, Luiza Villaca, Pedro Moscalcoff y Luiz Villaca construyeron una historia que recorre, de la mano de ese hombre que intenta homenajear a su socio y amigo fallecido, el proceso de realización de una versión circense de Il Pagliacci. Con gran ternura y sobriedad, este documental brasileño muestra la construcción del espectáculo desde los primeros ensayos hasta su montaje final y su estreno, deteniéndose en la profesión de payaso, tan antigua como la humanidad, y la importancia de los circos en la vida cultural de las ciudades.
Cine de propaganda sobre payasadas En los primeros minutos, este documental brasileño se expresa muy bien en términos visuales, con planos elocuentes y un montaje preciso, introduciendo a los protagonistas en su espacio, el del circo. Espacio que siempre es nostálgico, un poco porque refiere a la patria perdida de la infancia y otro poco porque todos tenemos la sensación de que más tarde o más temprano el futuro le dará caza. Tal vez como reacción frente a esa fatalidad presentida, Pagliacci se va llenando de gente de circo –uno de ellos, el argentino Chacovachi– que se pone a explicar el efecto que el trabajo del clown produce en la audiencia, qué representa el payaso y a qué se debe su pervivencia. Con lo cual este documental, que había comenzado hablando visualmente, deriva en un didactismo de verdades más bien obvias, e incluso en una suerte de cine de propaganda de las virtudes del circo. Los avances de prensa hablaban de que la película seguía el curso de los sucesivos ensayos antes del estreno de la versión circense de la ópera Pagliacci, pero esta línea de relato queda subsumida por una composición más aleatoria. Como si los directores no se hubieran puesto de acuerdo. Se comprende: son cinco, posible record para el cine, dejando afuera por supuesto los films colectivos en episodios. La película se concentra sobre todo en la figura de Fernando Sampaio, clown veterano y pequeñito, ejecutante de tuba que es algo así como el alma del grupo. Así como su conexión con lo que el circo fue alguna vez. Y que tiene a su vez su ídolo y referente, un payaso retirado y nonagenario llamado Roger, a quien Fernando irá a visitar en la, por supuesto, escena más emotiva de Pagliacci. Hay un problema: ningún ensayo de nada (cine, música, teatro, danza) es divertido. Tal vez advirtiéndolo, la turbamulta de realizadores opta por imponer la palabra a los ensayos, cuando posiblemente debían haber hecho lo contrario: ir al detalle. Técnicas, peculiaridades, conversaciones, discusiones, silencios, cuerpos, anécdotas, historias personales. Ese detalle micro sí puede ser muy interesante, mientras que el desfile de explicaciones sobre el valor de la risa no lo es. Salvo, sí, algunas ideas que tal vez se podrían haber compactado en 10 o 15 minutos. La de que “el payaso pierde la dignidad con dignidad”, por ejemplo. O que “el payaso tiene que perder”. O la relación de complementariedad entre los payasos “blanco” y “negro” (a los que nosotros llamamos “cara blanca” y “tony”). O, cómo no, los números y cálculos que hace un productor para estimar el achicamiento del circo como entretenimiento, de un tiempo a esta parte. Estimaciones que permiten hacerse un cuadro de situación. Algo que afirmaciones como “rompo mi corazón en dirección al riesgo”, en boca de un payaso, difícilmente permitan.
Pagliacci: Una Oda al Circo. En este documental, viajamos al backstage de un arte un poco olvidado pero aún vigente y con mucho que ofrecer. Todos en algún momento hemos ido al circo o, por lo menos, a una función circense. Y, más que seguro, lo hemos hecho como niños y nuestros recuerdos de la función son probablemente vagos. Pero el circo perdura, como otras formas de arte que el mundo considera pasadas de moda, y es aún tan vigente como la primera vez que un acto circense se puso en marcha. En Pagliacci, hacemos un pequeño recorrido por el detrás de escena de la puesta de la obra homónima. Allí se nos presentan actores, actrices, malabaristas, músicos, trapecistas, acróbatas y, sobre todo, payasos; esa raza tan particular de personas que te conmueven y hacen llorar de risa en la misma oración si les das la oportunidad. Tras la muerte de su compañero Domingos Montagner, Fernando Cavarozzi empieza la construcción de una nueva versión de Pagliacci por primera vez sin su compañero pero con nuevos amigos que los talleres circenses impartidos por Fernando Paz y Filipe Bregantim le han ayudado a encontrar. Eso es lo que este film nos presenta en su totalidad. El desarrollo de principio a fin de una nueva obra teatral y circense y todo lo que su puesta en escena conlleva: desde ensayos y vestuario a viajes y armado de la carpa. Desde los detalles más mínimos a los más grandes, el circo es un arte que demanda pero que devuelve en igual medida. El circo es, como los protagonistas de ese arte dicen, pasión. Es adrenalina y viajes. Es poner en escena cosas que quizá deban hacerte llorar y lograr con ellos sacarte una carcajada para que, al fin, logres dejarlas atrás. Es una compleja yuxtaposición de caras, nombres, historias con el único fin de alegrarte la vida un poquito, aunque sea por unas horas, pero que te dejan con una calma felicidad por mucho más tiempo. La historia nos muestra el arduo trabajo que una puesta en escena toma y te pone en evidencia lo complejo que es el circo detrás de escena comparado con lo ágil, simple y, a veces, hasta improvisado que puede parecer al espectador poco acostumbrado a esta forma de arte. Y son varios los testimonios que se reúnen en esta oportunidad para mostrarnos el otro lado de la vida circense, la cual no es como muchos creen y a la vez sí: es viajes, nuevos lugares, movimiento, trabajo arduo y mucho ensayo. Pero en las palabras de los payasos mismos que opinan sobre su arte, ellos no son pobrecitos por ello. Ellos son bendecidos por la oportunidad de vivir sus vidas de esta forma y poder poner en escena algo que los hace orgullos y los apasiona porque, “Si fuera malo, ya me habría ido. De bobo solo tengo la cara, nada más”. El circo se ha ido adaptando, como todo, al paso del tiempo y a los cambios. Lidia con el concepto del payaso de fiesta y con la pérdida del payaso que hacía temblar a los más serios (léase políticos) al decir las verdades que muchos preferían ocultas. Pero el payaso sobrevive y vive. Sigue en el escenario, en el picadero. Es una tradición casi familiar, porque vemos a los más pequeños ya tomando parte de algunos actos a lo largo de la narración de este documental. Es una historia pasional la que vemos aquí. Casi una historia de amor entre los payasos y la institución que es el circo. Es impresionante lo que los directores logran contarnos en una hora, porque la historia es mucho y los que nos muestran también sin saturar al espectador pero dándole una buena dosis de lo que este grupo de personas alucinantes trae a escena de forma diaria para entretener y perdurar más allá del olvido que parecería que el mundo actual quiere meterlos. Pero la realidad que nos muestran es que el circo, el arte circense en su mejor expresión, vive y vivirá siempre que, como ellos mismos dicen, esté dispuesto a subir al escenario.
VOLVER AL CIRCO Lamentablemente, el circo ha perdido ese lugar de preponderancia que supo tener en tiempos pasados. El hecho de concurrir a ver una función en una carpa gigante representaba uno de los momentos más importantes de la infancia, algo muy difícil de olvidar y que quedaba en nuestra memoria por mucho tiempo. Tratando de evocar aquellos años maravillosos y de exhibir la vida de la principal atracción circense, el payaso, el documental brasileño Pagliacci muestra cómo un hombre tímido fuera de los escenarios se transforma cuando asume la personalidad del payaso. Desde el fallecimiento del amigo y socio Domingos Montagner, en 2016, Fernando lleva adelante una versión teatróloga y circense de la ópera homónima, por primera vez sin la presencia física de Montagner pero con nuevos socios surgidos sobre la especialidad. Mediante entrevistas, imágenes de archivo y recreaciones la película realiza un recorrido prolijo sobre la vida circense en general y sobre los payasos en particular. Allí se verán los tiempos pasados, donde las carpas era inmensas y las plateas se abarrotaban de gente, hasta llegar a esta época de circos más pequeños con mucha menor concurrencia. En referencia a los “clowns”, se exhibe cómo surgió el interés de cada uno por la actividad, qué les provocó el hecho de acercarse al circo y cómo se fue desarrollando su amor por lo que hacen. Esta descripción esquemática resulta fría, pero es la base por donde el documental transita para presentar el verdadero valor del film. En cada relato o reflexión que se muestra se transmite un amor y una pasión por el ámbito circense que trasciende la pantalla, resultando muy difícil de ignorar para quien observa. La película es tan perfecta en exhibir la dedicación de los protagonistas a lo que aman, que el espectador sólo puede creerles, compartir ese sentimiento y dejarse llevar por lo que narran. A este amor y pasión por el circo, también se le suma un dejo de nostalgia, de aquellos tiempos gloriosos pero entendiendo que se debe mantener viva la tradición para que nunca se acabe. En definitiva, Pagliacci es una destaca producción, no sólo por su delicada y precisa factura, sino también por lograr que a través de los relatos presentados, quien observa vuelva a sentir esa sensación de ser un niño que va por primera vez a una carpa gigante a ver las aventuras de payasos, malabaristas y trapecistas; esa sensación de volver al circo.
El texto de la crítica ha sido eliminado por petición del medio.
Un documental brasileño colectivo de Chico Gomes, Julio Hey, Luiza Villaça, Pedro Moscalcoff y Luiz Villaça, sobre el arte circense que nos brinda una clase magistral sobre la humanidad. El film inicia con el monólogo presencial de un payaso, ubicado de pie en una vereda de ciudad, ofreciéndole a las personas que transitan a su alrededor sapiencias de la humanidad. “La vida es un circo y todos somos payasos”, dice. Sabidurías de payaso que en ese comienzo pueden no adquirir ninguna relevancia, pero llegando al final de la película rotan por completo el punto de vista sobre esta maravillosa profesión tan injustamente desatendida por la sociedad. Este payaso, quien ocupa un “no lugar” en el documental -es decir que se conecta con la historia por fuera de la realidad predominante del documental-, nos guiará junto a Fernando Sampaio, por el misterioso mundo del detrás de escena del circo y su gente, o mejor dicho, su familia. Fernando Sampaio es un super artista, así llaman los cirqueros a los que realizan todo tipo de destrezas, quien desde el fallecimiento de su amigo y socio Domingos Montagner (2016) lleva adelante el proceso de construcción para una nueva versión teatral y circense de la ópera homónima. Si bien el relato de Pagliacci (payaso en italiano) nos muestra cómo un hombre tímido fuera de los escenarios se transforma al convertirse en payaso, el metarrelato nos habla continuamente sobre la filosofía de la vida y sus formas de hallarse. El punto de vista de cada uno de los artistas entrevistados nos deja recalculando mensajes y preguntándonos sobre si nuestra elección de profesión, para el resto de lo que queda por vivir, es la correcta. Ellos nos muestran su casa, el circo y su gente, pero lo que más comenzamos a advertir es a nosotros mismos, cuál es nuestro circo y cuál es nuestra gente. Desde el punto de vista de la realización, las áreas confluyen. La elección de un color desaturado en paletas terra y rojizos nos despierta emociones pasadas, recuerdos, olores, texturas, es un viaje directo a la infancia. La decisión de puesta de cámara en base a cómo filmar cada segmento del film es totalmente atinado. No se limita sólo a las cámaras en mano, efectivas pero clásicas, sino que los directores han elegido ubicar, durante los ensayos y la puesta, una cámara flotante logrando que la conexión entre técnica (cámara/montaje) y arte (actores/escena) bailen juntas, obteniendo así que, por momentos, sintamos estar ocupando el mismo espacio con ellos, como si nuestros ojos estuvieran observando al detalle desde la primera fila. En base a la elección del formato en 2.35, atípico para documentales, mantiene viva la ilusión construida por décadas de estos seres mágicos, elevándolos y generando misterio aun luego de verlos detrás de escena sin máscaras ni disfraces. La próxima vez que me llamen “payasa” como insulto por algo que diga o haga sentiré orgullo.
Homenaje al mundo de los payasos "Pagliacci" es un documental del año 2018 que cuenta con la dirección de cinco cineastas: Chico Gomes, Julio Hey, Luiza Villaça, Pedro Moscalcoff y Luiz Villaça. La historia sigue a Fernando Sampaio, un hombre tímido y de pocas palabras que se transforma increíblemente a la hora de vestirse de payaso para deleitar al público circense. Desde la muerte de su amigo y compañero, Fernando lleva adelante la producción de una versión teatral y más ligada al circo de la ópera Pagliacci, de Ruggero Leoncavallo, con nuevos artistas que ha conocido en distintos talleres. El documental brasileño trata con mimo y nostalgia los mejores años del circo y el proceso de ensayo. Con mucha ternura vemos desde la vida personal de algunos de los protagonistas hasta la construcción del espectáculo. De todas formas, aunque recorremos el camino que se da desde que inician los ensayos de la obra hasta su estreno, la obra Pagliacci pasa a un segundo lugar para adentrarnos en las circunstancias sociales, culturales y económicas que han influido en la vida de los circos dentro de la sociedad. Algunos de los recursos de los que se vale este film, además de las acrobacias, luces, colores y los vestuarios, son las escenas en las que podemos ver al circo en acción (bailes, actuaciones, música), un buen empleo del material de archivo, las metáforas del mundo del circo y los testimonios de distintos artistas de diferentes partes del mundo. En cuanto a la parte técnica del documental, el uso de la cámara en mano nos hace sentir que estamos allí con los protagonistas, mientras que la paleta de colores nos trae recuerdos sensoriales de tiempos pasados. La película, a su vez, deja muchas enseñanzas y valores para tener en cuenta, pero algunos de los problemas con los que se halla son las repeticiones sobre las bondades del circo y la importancia de la risa. De todas formas, un obra entrañable. Puntuación: 7 / 10 Por Federico Perez Vecchio