Paisaje

Crítica de Luciano Mezher - Visión del cine

La directora y productora argentina Jimena Blanco debuta con su ópera prima Paisaje.
Paisaje ubica la historia a fines de los noventa. Cuatro amigas viajan una noche a la Capital Federal para ver un concierto de rock de una banda de un chico conocido. Llevan una mochila con un poco de plata, sin celulares y sin avisarle a nadie que salieron. Como parte de esa rebeldía al finalizar el recital van a una fiesta pero llega la policía. Entonces salen asustadas de allí olvidando sus pertenencias y quedando varadas en una noche en el microcentro porteño desolado.

Blanco impregna de opresión pero al mismo tiempo de curiosidad al lente de su cámara. Sin alejarse en ningún momento de sus protagonistas, el film sigue el camino de estas cuatro adolescentes mientras afrontan los problemas típicos de la edad: la sexualidad, los vicios e incluso la maternidad. Los adultos están ausentes y los pocos que aparecen generan hostilidad hacia ellas.

Es un acierto ubicar la acción en una época previa al fervor de las comunicaciones telefónicas, donde buscar un teléfono público a la madrugada era la única opción para estar en contacto con un amigo o un familiar. La ciudad funciona como otro personaje que, aunque pertenezca al fuera de campo (sólo se hace visible al final del film), da la sensación de ser un laberinto de calles abandonadas donde cada escena tiene una historia que contar, al mejor estilo Después de hora (After Hours) de Martin Scorsese.

Hay un logrado trabajo de sus protagonistas que, gracias a una muy buena dirección de actores y un guion bastante pulido, encuentran la singularidad en cada una de las personalidades de las amigas.