Colombia, década de los 70. Luego de hacer una pequeña venta de marihuana, algunos sectores aborígenes colombianos comienzan a producir y vender dicha droga en masa, pasando de ser agricultores, a grandes empresarios. Pero con las riquezas, empiezan los problemas cuando algunos miembros de las diferentes familias, no saben manejar el enorme poder que sus pares están amasando; trayendo consigo guerras internas.
Desde Colombia nos llega Pájaros de verano, una película que desde el vamos, les decimos que no es para todo público. Y no lo afirmamos por tener algún contenido de índole sexual o violento explícito que podría espantar al espectador más quejoso; no. Sino que es una cinta muy autóctona, que queramos o no, no es de fácil asimilación para todos.
¿Por qué afirmamos entonces que no es para todos? Por el simple hecho de que el film esta hablado en el lenguaje autóctono de los personajes; así que, si algún lector desprevenido detesta los subtítulos, desde ya, le decimos que acá van a tener que leer y mucho, porque el dialecto que manejan los personajes, ni por asomo puede ser adivinado si no se lo conoce a fondo.
Lo mismo podríamos decir de las actuaciones, que en más de un caso rozan lo amateur, y a algunos puristas, este nivel interpretativo, le podría chirriar bastante. Pero en realidad es todo lo contrario, ya que le da más verisimilitud a la historia que nos está contando el director, Ciro Guerra.
Y hablando del realizador, Ciro Guerra sabe aprovechar los recursos naturales que ofrece las locaciones, para representar a la Colombia más visceral vista en bastante tiempo. Olvídense de ver grandes fincas o palacios en el medio de la anda, como nos tienen acostumbrados las narco series; no, acá nos metemos en desiertos, plantaciones y casas muy humildes. Como dijimos en el primer párrafo, es el génesis de lo que iba a venir después para el país cafetero.
Pájaros de verano es de esas películas extranjeras que nos llegan, que se nota que no están hechas para contentar al público extranjero tocando algún tema de forma superficial, sin darle alguna característica que identifique a su país de origen. Y en ese sentido, tenemos que decir que ya nos gustaría ver más cintas del resto de Latinoamérica estrenadas en Argentina.