Retrato de una obsesión
El rumbo hacia la ambigüedad de Pájaros negros -2015-, primer largometraje de Fercks Castellani, toma por un lado elementos del suspenso gracias a la incorporación de una música incidental que acentúa esa misteriosa atmósfera, y por otro lado apuntes melodramáticos, generados a partir de pequeños gestos o situaciones por las que atraviesa una pareja de clase media con una hija pequeña.
Una casa alejada de la ciudad, la rutina de un trabajo de oficina en el que Víctor –Luciano Casaux- se encuentra atrapado, a lo que se suma la sospecha de un romance clandestino de su mujer María, son los elementos que complotan en la frágil psiquis del protagonista y que derivan hacia diferentes direcciones, que lo sumergen en una verdadera pesadilla.
Los pájaros negros -que se posan sobre un bebedero- no sólo inquietan al hombre de la casa sino que traen aparejados fantasmas del pasado que confrontan con un secreto que el director guarda celosamente desde el guión, y que apenas se va dilucidando siempre que el espectador esté dispuesto a atar cabos o recoger pistas sembradas con sutileza y que tienen como único centro de atención la ríspida relación de la pareja, más aún las diferencias en el vínculo con la niña. Ella es el receptáculo de las emociones encontradas, también de los miedos y la angustia de sus padres, pero lo más importante es su lugar de blanco vulnerable, que el propio Víctor busca proteger ante un entorno sumamente hostil y cambiante.
La estructura del film desde el punto de vista narrativo fragmenta el relato, deja un tendal de indicios, como si se tratara de piezas de un rompecabezas disperso, aunque eso avanza de acuerdo al punto de vista de Víctor y su interacción con el mundo exterior. Es su mirada la que prevalece y por momentos redefine la puesta en escena en la que cada elemento del encuadre, a veces las angulaciones de cámara o los contrastes lumínicos, encuentra correspondencia con el estado psicológico o la personalidad semi paranoica afín a propuestas de este tenor, donde la riqueza climática predispone al espectador.
En términos generales, Pájaros negros cumple como película de suspenso, cuenta con actuaciones sobrias y ajustadas, a pesar de algunos momentos en los cuales la sobreexposición de Luciano Cazaux es notoria, así como ciertos intentos desde el guión por ocultar desde la puesta en escena el secreto revelador del final, que obviamente no revelaremos aquí.