Encuentro cercano con la diversión
Una eficaz parodia al cine de ciencia-ficción es llevada adelante por la dirección de Montalbano, un elenco ecléctico y una buena resolución técnica acompañada por efectos especiales.
Una comunidad hippie aparece como el lugar donde se desarrolla la acción y para que algunos de sus integrantes se conviertan en los "elegidos" que viajarán a un mundo mejor.
Esta artillería visual y delirante gracias al guión de Damián Dreizik es puesta en funcionamiento por un realizador que conoce los resortes del disparate como la palma de su mano y hacia allí encamina a sus personajes: un rockero (Capusotto) que conoció un pasado mejor y su primo (Luque) que lo convence para que se instale en la comunidad hippie.
La película resulta interesante desde el comienzo, con la participación de Juan Carlos Mesa como un hombre de campo que se encuentra con un fenómeno OVNI, pasando luego por por las locuras que atraviesan los primos conviviendo con la esposa que prepara dulces (Verónica Llinas) y un hijo adolescente poco comunicativo.
Las escenas que se desarrollan en la feria son divertidas: desde la participación de Miguel Cantilo como un hombre que vende arbolitos hechos en serie y contra quien se lanza el resto de artesanos verdaderos o la policía (Alejandra Flechner) que no investiga y sospecha de todos.
Entre platos voladores, aires de rock and roll y mucho delirio, Pájaros volando encontrará su nicho de espectadores y, hasta se da el lujo al principio de mostrar un video clip (bien logrado) que no es otra cosa que una pesadilla del protagonista. Mientras tanto, los ecos de ET y de Encuentros Cercanos del tercer tipo dicen presente en rutas desoladas y encuentros con seres de otro planeta.