Hippies, rockeros y volados
Si pensáramos en un término para definir este nuevo experimento nacional llamado “Pájaros volando” el primero en aparecer sería frescura. Porque si bien la utilización de los recursos expuestos en el film son descendiente directo de los productos under de sus responsables, las virtudes de éste lo convierten en, por lo menos, un título destacable.
Para entrar en detalles. Néstor Montalbano ya había trabajado con la dupla Luque-Capusotto en la más que interesante “Soy tu aventura” (¿Se acuerdan del secuestro al recordado Luis Aguilé?) y aquí vuelve a mostrar esa eficiente receta que utilizó en programas como De la cabeza, Todo x $2 y Cha Cha Cha durante su paso por la pantalla chica.
Otra vez el director se mete en un pequeño pueblo para relatar la historia de Juan (Capusotto) quien llega desde la ciudad como un frustrado cantante de rock que logró un irrelevante hit en los años 80 junto a su primo baterista (Luque) quien lo convence de trasladarse a las sierras para establecer contacto con seres de otro planeta que estudian a los humanos.
Por curioso que parezca, la trama (por momentos difícil de sostener) va perdiendo terreno en pos de los constantes gags que encabezan los actores protagónicos junto a un irreverente elenco de invitados/secundarios.
Así, desde un promisorio inicio a puro CGI con el gran Víctor Hugo Morales parafraseando a Fabio Zerpa (“no estamos solos en el universo”) veremos un festival de caras conocidas entre las que se incluyen algunas sorpresas muy divertidas que no vale la pena arruinar aquí.
De esta manera, la apuesta de Montalbano es ambiciosa y simple a la vez. El hecho de intentar mantener una comedia durante 110 minutos es una apuesta excesiva y por momentos el relato cae en un abismo del cual reflota gracias al grotesco e inteligente guión de Damián Dreizik (quien también aparece como uno de los personajes del film).
Por supuesto que la diferencia -la atención, el interés, la curiosidad- está dada por el protagonismo de Diego Capusotto, hoy devenido en la cara más reconocible del ejemplo a seguir en televisión. Sin embargo la versatilidad del actor permite escapar de su enorme abanico de personajes, ultra popularizados desde internet hasta convertir al humorista en todo un fenómeno, para dar rienda libre a la propia química que genera con el siempre carismático Luque y, especialmente con Verónica Llinás, con quien comparte alguno de los pasajes más graciosos del film.
Debido a la mezcla del desquicio, la estética, el culto rockero, el absurdo y la ciencia ficción, por momentos “Pájaros volando” sigue la línea de títulos como los de Farsa producciones (Filmatrón y Todoterreno: la película de Kapanga, a la cabeza) pero también logra mantener el humor que hizo a estos actores, escritores y guionistas crecer hasta alcanzar la inminente categoría “de culto”.
La presencia de los músicos Rodolfo García, Willie Quiroga, Ciro Fogliatta y Héctor Starc terminan por darle forma a ese hit de los ‘80 que da nombre a la película y con el cual finaliza la historia, acompañado en las voces por los dos protagonistas durante los créditos.
“Pájaros volando” se convierte gradualmente en una comedia irreverente, políticamente absurda y hasta -por qué no- bizarra. Con grandes invitados, muchas sorpresas y momentos más precisos que otros, no es la gran cinta que prometía, pero sí tiene destino seguro en el corazón de todos aquellos que aman esta siempre recomendable otra cara del cine nacional.