Dirigida y escrita por el talentoso cineasta californiano Ryan Coogler, “Black Panther – Wakanda Por Siempre” posee el condimento de estar evidentemente dedicada a la memoria del prematuramente fallecido Chadwick Boseman. El director de “Fruitvale Station” (2013), se coloca nuevamente detrás de cámaras, habiendo sido aclamado por la versión original de “Black Panther” (2018), un film a partir del cual Marvel ganó prestigio a nivel crítico. Dos horas y cuarenta minutos de duración pueden resultar a primera vista excesivos, lo cierto es que esta poderosa secuela combina momentos de contundencia visual, cumpliendo con creces la misión de impresionar. Luego de los créditos iniciales, un arranque bestial asoma prometedor. Angela Bassett, Letitia Wright, Winston Duke, Danai Gurira, Florence Kasumba, Lupita Nyong’o y Martin Freeman, integran un elenco sólido, funcional a una propuesta en donde se pone de manifiesto un conflicto macro en mítico choque de reinos. Un contrapunto entre diferentes naciones funge como elemento cohesivo; la reinterpretación inspirada en leyendas aztecas adquiere interés a medida que avanza la trama. La nueva civilización cobra vida tras una escenografía grandiosa, mientras madurez e impacto son las marcas de fábrica de un guión concebido como tributo catártico. Con fidelidad, Coogler mantiene la esencia original de un producto que sabe aggiornarse a los nuevos tiempos: las mujeres lidian con el poder, y el hecho de hablar acerca de temáticas de índole social, a través del propio microuniverso del cómic, contribuye a reconvertir la esencia con saldo favorable. A través de la fantasía y lo alegórico, MCU indaga problemáticas reales. Conmovedora y oscura, un trabajo artesanal de intensidad coreográfica, diseño de producción y laboriosos vestuario y maquillaje, elevan el listón de la propuesta.