Con Black Panther los Estudios Disney/Marvel vuelven a hacer lo que mejor les sale: contar una historia de orígenes, desde cero, y con suficiente backstory para que se entienda de manera simple y eficaz, qué hace una de las más recientes adiciones de personajes en el Universo Avengers. La fórmula está por demás comprobado que funciona, y es en ese sentido que, naturalmente, Black Panther no defrauda, aunque tampoco sorprende.
Atravezada por folklore africano e imágenes tribales, la película de Ryan Coogler (Creed) se apoya fundamentalmente en las actuaciones y el desarrollo de personajes. Es más, no resulta exagerado decir que, hasta la última parte de la película, Black Panther es posiblemente el film de Marvel con menos acción hasta la fecha. Esto no es necesariamente algo malo, todo lo contrario, pero sí puede chocar con algunos fanáticos de los otros films de la interminable saga de superhéroes, más adeptos al bombardeo audiovisual constante.
El argumento nos sitúa inmediatamente luego de los eventos ocurridos en Captain America: Civil War, donde el Príncipe T’Chala (Chadwick Boseman) había tenido una pequeña participación, tras la cual debe regresar a su pueblo, Wakanda, para asumir el trono que heredó de su recientemente asesinado padre. No tardarán demasiado en aparecer los antagonistas, que van desde otras tribus que buscan disputarse el territorio ¿wakandense? hasta un malvado villano que tiene mucho que ver con un pasado oscuro para el príncipe.
Entre los varios hallazgos del film de Coogler se encuentra principalmente el de contar una historia de manera independiente, que aunque sucede en el mismo marco de los otros films, no tiene la necesidad obligatoria de incluir cameos (más allá del de Stan Lee, que debe remitir a un contrato) de otros personajes, ni anclar el eje principal en una amenaza más grande que se verá en un futuro cercano, que con Marvel nunca termina de llegar. Black Panther no es, sin embargo, ni remotamente el mejor film de los Estudios Disney (como lo viene inflando la prensa cinematográfica), pero sí es un capítulo entretenido que incorpora un personaje otrora ignorado.