Del ridículo no se vuelve
Es costumbre en Hollywood de recurrir a una regla de mercado para atraer al publico publicitando al film con la frase “de los productores de…”. Andrew Panay es el productor de la exitosa y muy bien lograda Los Rompebodas (Wedding Crashers, 2005) y gran responsable también de reunir para este film un autentico elenco de superestrellas que cualquier director envidiaría. ¿Qué falló entonces para este estrepitoso fiasco? Las respuestas pueden encontrarse a lo largo de casi 90 minutos de metraje.
En la Papás a la Fuerza, dos buenos amigos no pueden ser más opuestos. Uno, es un soltero y empedernido ganador con las mujeres; el otro, un divorciado cuyos éxitos pasan por el terreno profesional. Un evento inesperado cambiará la vida de ambos y estos cincuentones se verán al cuidado de dos niños, un hecho que les alterara su existencia.
Walt Becker, quien ya había trabajado con Travolta en la también patética Rebeldes con Causa (Wild Hogs, 2007) es el encargado de dirigir a dos actores top y a varios secundarios entre los que se cuentan el notable Matt Dillon y el desaparecido Bernie Mac. En el film prima un humor torpe, aburrido e irritante que se adueña del relato de principio a fin. Por momentos incoherente y sin el mas mínimo atisbo de hilar dos secuencias mas o menos pasables, el film parece un experimento de ignotos novatos y no una reunión de varios consagrados. Robin Williams y John Travolta son, cada uno en lo suyo, dos interpretes consumados. ¿Tendrá sentido a la altura de sus carreras exponerse a semejante papelón?. La carrera de ambos (sobre todo la de Travolta) ha rozado lugares bajos en alguna oportunidad, pero este tropezón será uno difícil de olvidar.
En tiempos donde rejuntes de gags de viejas comedias (los conocidos enredos, los mismos disparates, moralejas que dan vergüenza ajena) se convierten en éxitos apabullantes, no seria extraño pensar que Papas a la Fuerza –un film que cumple con esas características- se situara al frente de la taquilla por algunas semanas. Lo que habla de un nivel de recepción preocupante, puesto que una comedia tan prescindible, que roza lo incomprensible, muy probablemente le quite lugar en la cartelera a algún estreno de cine independiente o incluso nacional, no tan marketinero, pero si bastante mas decente.
El titulo del film original es Old Dogs, literalmente traducido perros viejos. Así parecen Williams y Travolta, como esos perros viejos que ya están maltrechos y mas allá de todo agarran cualquier hueso que uno les tire... estas dos estrellas veteranas hacen lo mismo con cualquier guión que se precie de ser tal. Dice la historia que el hombre es un ser capaz de perder su dignidad por dinero. Y a costa de un buen cachet ser parte del elenco de esta película. O pagando una entrada para verla en el cine engrosando los bolsillos de un par de productores que ya deben pensar -¿por qué no?- en una secuela. Si puede, usted espectador, evítelo.