Amigos son los amigos
Que Argentina es un país futbolero, nadie lo puede negar. Solo hace falta juntar a más de dos hombres para que en algún momento de la charla salga el tema del deporte. Pasionales por naturaleza, sorprende que en nuestro cine tengamos tan pocos films sobre el “balón pie” en los últimos años. De hecho, casi que las últimas entregas medianamente conocidas, vinieron desde afuera. Quizás por eso llamaba tanto la atención este film.
Fernando, el Ruso, Mauricio y el Mono son cuatro amigos de la infancia, que además comparten la misma pasión por Independiente y el futbol en sí. Luego de la muerte de el Mono, los otros tres deciden hacerse cargo de los gastos para la pequeña hija del primero; el problema es que el Mono gastó toda su plata en el pase de una joven promesa que nunca triunfó y hoy apenas juega en el Torneo Argentino A. Ahora deberán intentar recuperar esa inversión, sin perder la amistad en el proceso.
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Antes de avanzar, quiero admitir que aun no leí el libro de Sacheri, así que me limitaré a hablar únicamente de la película.
Film que apunta al corazón del argentino por definición. Futbol, amigos y el sueño de pegarla; solo faltan las mujeres y tenemos ante nuestros ojos al típico argento promedio. Y ahí radica el mayor acierto o error de la película, según como se lo mire.
Es un acierto en el sentido que con unas pocas pinceladas, ya conocemos a los personajes y nos identificamos con ellos. Tenemos al triunfador con una vida personal bastante problemática, al busca vida que se mantiene a flote vaya uno a saber como, al alma del grupo que todos extrañan, y al centrado y más responsable.
Pero a la vez es criticable lo poco que están trabajados los cuatro amigos. Irónicamente del que mas sabemos como es su vida personal (Echarri) es el que menos tiempo tiene en pantalla de los tres principales protagonistas. De Rago conocemos que está casado (por una única escena) y que apenas sobrevive con su lavadero. Diego Torres era el eterno soñador sin visión de futuro que pasó su vida mirando a su pasado. Y Peretti, quizás el protagonista por sobre los demás, solo sabemos que es maestro y nada más.
¿Entonces por qué la película logra salir bien parada? Porque transmite la famosa “argentinidad al palo” por todos lados. Como dije, el cuarteto pese a lo poco que está trabajado a nivel personajes, se hacen personas reales porque todos conocemos a alguien como ellos. Además hay que sumarle el periodista deportivo chantun, el joven futbolista que quiere triunfar y su padre que se quiere salvar, etc.
Es por esto que habrá que estar atento a la película a nivel internacional. El hecho de que juegue tan de local con el espectador, quizás le juegue en contra a países que manejen otros códigos y lenguajes, o no sientan la misma pasión por el deporte.
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Lo que si no tiene nada que ver con el país donde se vea, es que a nivel historia el film funciona y mucho. Reemplacen el futbol por cualquier deporte, pero el mensaje seguirá estando ahí. La amistad masculina prevalece a todo.
Esto también se hace un hecho gracias al cuarteto actoral. Si bien ninguno destaca o sobre sale como para llevarse un premio, tampoco alguno falla en su rol. Pero tienen lo que deben tener los personajes en estas películas grupales y es química. Los chistes hacen reír, los actores se entienden entre si y todo fluye con naturaleza. Y cuando esto pasa, un gran porcentaje del film está asegurado en el público.
Papeles en el Viento seguramente no sea un peliculón, ni pase a la historia del cine nacional. Es más, el hecho que aun todos tengamos Relatos Salvajes en la memoria, diría que hasta le juega en contra. Pero para aquellos grupos de amigos que aman ver la pelotita rodar, y manejan el lenguaje futbolero, sus chanzas, que deciden ignorar la parte turbia del espectáculo (cosa que se ve en la película), acá tienen su candidata ideal para el cine.