Elogio de la amistad y también de la picardía
Amigos desde la infancia, Fernando, profesor de secundaria, Mauricio, abogado de prometedora carrera, y El Ruso, se juntan para despedir al Mono, que se les fue en pocos meses. El Mono era hermano de Fernando, íntimo del Ruso, que lo apoyaba en todas, y padre de Guadalupe, que estaba a cargo de la madre. Para la niña (y también para imponerse a la odiosa de la madre, que le amargó la vida al finado) los amigos quieren recuperar una inversión. Pero no saben cómo.
Esa inversión es un delantero en la mala. Si el club le da el pase libre, se le acabó la carrera. Hay que venderlo cuanto antes. Pero hay que saber venderlo. Y estos tipos sólo saben de fútbol lo que ven en las tribunas. Son fanáticos de la camiseta e ignorantes del negocio. A merced de los lobos, como lo estuvo El Mono. Por suerte esto es una película. Entretenida, muy bien actuada, con personajes queribles, situaciones reconocibles, diálogos graciosamente naturales, y un desenlace gratificante, como corresponde. Un elogio de la amistad, y también de la picardía para los negocios, un buen cuadro del ser nacional, y unos vivas al cuadro de sus amores.
Tiene sus puntos flacos, es cierto. Por ahí se afloja "el verosímil". Son debilidades que vienen de origen, de la novela de Eduardo Sacheri en que se basa. Pero de ella viene también su atractivo y su riqueza, y del director Juan Taratuto su buen ritmo y la síntesis. Adaptar la novela no habrá sido nada fácil. Se estructura mediante capítulos dobles, donde cada capítulo de la historia presente va siendo iluminado, o acompañado en los acordes, por el capítulo de una historia pasada, que ya quedó fija y que define a las personas y al posible destino de las mismas. Había que reconvertir eso, y apretar de paso los diálogos sin que pierdan la gracia. El resultado es satisfactorio. Incluso más que satisfactorio. Sobre todo para los hinchas de Independiente.
Titulares, Pablo Rago, en una composición notable, Diego Peretti (que ya en la comedia "Fuera de juego" quería vender un jugador sin saber nada), Diego Torres, que hace el personaje más tocante, y Pablo Echarri, conocido fana de Independiente, tanto que en una española de terror donde participaba, "No debes estar aquí, insistió hasta lograr que el protagonista usara la camiseta del Rojo de Avellaneda en una escena clave. Eso habrá sido un misterio para el público peninsular, pero acá fue un guiño bien recibido. Y de amores y guiños está hecha la película que ahora vemos.
A señalar, Cacho Buenaventura y Daniel Rabinovich en sendos personajes laterales, la música de Iván Wyszogrod, y una característica del Ruso, hermosamente expuesta por Sacheri en su libro: "es incapaz de hacerse problema durante más de diez minutos seguidos sin que la felicidad lo distraiga y lo arrebate de allí y se lo lleve a mundos mejores con la excusa más estúpida". Ese es el personaje más querible, y en el fondo el más inteligente.