Familia para amar
En Papirosen (2011) Gastón Solnicki propone a través del formato del home movie un recorrido visual por cuatro generaciones de su familia y de como fueron afectados por los cambios acaecidos durante casi un siglo de vida.
Solnicki comenzó a filmar a su familia cuando nació su sobrino Mateo. Durante diez años recopiló imágenes de fiestas, vacaciones, comidas, encuentros y desencuentros entre su abuela, padres, hermanos y sobrinos. Son momentos congelados en un tiempo que sirven para dialogar sobre un pasado que comenzó con el holocausto judío y cuyo desenlace se encuentra en el presente de una familia que pudo mantenerse unida a pesar de las vicisitudes de la vida.
Ganadora de la competencia argentina en la última edición del BAFICI, Papirosen es tal vez la mejor película sobre la familia, la tradición y el judaísmo que el cine argentino haya mostrado alguna vez. El también realizador de süden (2009) rompe con todos los prejuicios y filma en la intimidad absoluta de su núcleo familiar, para acercarnos una historia coral, fragmentada y sin ningún tipo de concesiones, tanto para los espectadores como para los integrantes del seno familiar.
Papirosen no es un film convencional, su relato no sigue un hilo narrativo, ni siquiera una cohesión. Sus historias y personajes van y vienen en la trama como lo hacen en la vida. Son imágenes sueltas, algunas casuales, otras preconcebidas, sobre la vida misma de una familia judío argentina y todo lo eso representa.
Alejado de todas las convenciones posibles, Gastón Solnicki apuesta a una historia radical para hacer catarsis familiar a través de una película única en su estilo y forma.