Nunca fui fanático del cine de Seidl. Las películas que vi suyas tienden siempre a irritarme, a fastidiarme, me genera la sensación de ser alguien descarnado y cruel que somete a sus actores/personajes a situaciones de crueldad y exposición innecesarias, que los ridiculiza para nuestro perverso placer como espectadores, para que nos permitamos sentirnos superiores a esas decadentes criaturas.
DOG DAYS me irritó al punto tal que estuve a punto de irme de la sala, si se quiere, a modo de protesta (algo que nunca hice en mi vida). IMPORT/EXPORT me pareció más lograda y compleja, dentro de un esquema relativamente similar. Por eso la sorpresa de PARADISE: LOVE, que empieza como un típico filme de Seidl (planos frontales y secos de gente patética o enferma o con problemas), pero luego va volviéndose más ambigua. Temáticamente es muy simple (mujer de 50 sola viaja a Africa en plan turismo sexual, pero allí se da cuenta que en realidad lo que busca es otra cosa), pero lo que Seidl hace esta vez es transmitir cierta empatía por este personaje, nos permite ponernos en su lugar y no tomarla como un chiste fácil para la satisfacción del espectador que jamás haría, supone, algo tan absurdo como irse de turista sexual a Africa.
El filme es excesivamente largo y por momentos reiterativo, pero ya el hecho de que esté protagonizado por seres humanos le suma algunos puntos. Entre esta película y AMOUR, de Michael Haneke (también en competencia en Cannes), además de las obvias conexiones de sus respectivos títulos, habrá que pensar que algo raro está pasando en Austria. Tal vez todo lo humano no les sea tan lejano y puedan conectarse, aunque sea un poco, con el sufrimiento ajeno…