Paranoia

Crítica de Mex Faliero - Fancinema

Intrascendencia 2.0

Entre la comedia y el thriller ha ido transitando la carrera de Robert Luketic, y cuando fusionó la ligereza con cierto aire de suspenso, en 21-Blackjack, logró un film festivo, que celebraba el hedonismo por sobre cualquier tipo de conducta y que estaba contado con una velocidad acorde al universo que retrataba. Pero tras una serie de irregulares -por no decir malos- devaneos con la comedia romántica, género en el que nunca regresaría al nivel de su film debut Legalmente rubia, el director vuelve al territorio del thriller hecho y derecho, un thriller generacional en muchos sentidos: en primera instancia se mete con el mundo de las corporaciones tecnológicas y el espionaje cibernético, y por otra parte tiene como protagonista a Liam Hemsworth, figurita joven y bella que el cine norteamericano quiere instalar en el estrellato. Pero Paranoia es un film tan mal cosido, tan irrelevante, tan confuso conceptualmente, que genera el peor de los sentimientos: la indiferencia.
Decíamos de la confusión conceptual que padece Paranoia. El asunto es así: tanto el prólogo como el epílogo tienen la consistencia de esos thrillers para adolescentes basados en novelitas baratas, escasamente rigurosos, supuestamente críticos de la sociedad en la que están insertos pero que en verdad se revelan como un puro diseño conformista, con un antihéroe tan arriesgado como seductor. ¿Se acuerdan de Fachada, con Tom Cruise? Bueno, eso, salvo que ahora los malos no son los grandes estudios de abogados si no las corporaciones tecnológicas o, al menos, la tecnología: ya se vio en otro film similar por lo malo -aunque más coherente en cuanto al público al que apuntaba- como fue Apuesta máxima. Pero una vez sentado el conflicto, en todo su tramo medio, Paranoia se convierte en un intento de thriller paranoico y más adulto, encima con dos prestigiosos como Harrison Ford y Gary Oldman (ídolos de los padres de los pibes que van a ver la película, o esos actores importantes que aparecían en Indiana Jones o Harry Potter) haciendo sus escenitas y demostrando qué bueno son los actores viejos, aunque la estrella en verdad es el pibe.
Ya esa falta de criterio para entender cuál es el tono adecuado de la película, es lo que la termina complicando. Porque si en cada escena que comparten, Oldman o Ford le roban la película a Hemsworth, difícil es que logremos tener empatía con el protagonista. Más si estamos ante un ambicioso que por más que la película se empecine en desmentirlo, es capaz de vender al padre para alcanzar el objetivo. De más está decirlo, Oldman y Ford hacen sus personajes de taquito y le aportan con su presencia toda la solidez que le falta a este desvaído film de Luketic.
Digamos que hay un modelo nuevo de teléfono para robar, un joven que es introducido en una empresa por otra compañía para hacer espionaje y dos grandes popes de la industria tecnológica -suponemos dos cerebros- pugnando por ver quién manipula más al jovencito incauto, pero ambicioso. Todo está filmado con algo de pericia y profesionalismo, pero la tensión y la inteligencia para ir enredando la trama hasta justificar lo suntuoso de un título como “Paranoia” ha faltado a la cita. Paranoia es un thriller común y corriente que se quiere vestir de prestigio, pero no le alcanza ni siquiera para ser un módico entretenimiento u otra pieza más en la maquinaria de Hollywood. Si encima el final celebra el buchoneo ante el FBI, estamos ante una propuesta que hace agua por todos los lados posibles.