Carne y uña podrida
La falta de sorpresa llega más rápido que el primer susto y entonces Paranormal (Nails) cae en desgracia como su protagonista, imposibilitada de escapar de la cama del hospital al que llegó maltrecha tras un accidente en la vía pública mientras corría como todas las mañanas hasta aquella fatídica en que su cuerpo impactó sobre un parabrisas y el hecho dejó secuelas físicas, así como la experiencia de haber muerto durante tres minutos, circunstancia que la conecta desde la percepción con el trillado mundo de espectros o aquellas almas que no desean dejar en paz a los mortales.
Si el antecedente de este film fuese la obra maestra de Hitchkcock La ventana indiscreta, que no necesitaba del efecto berreta del susto para transmitir adrenalina y clima de suspense, esta versión que incluye camilla, traqueotomía y una computadora que habla cada vez que la protagonista tipea llama a la risa más que a otra cosa.
El otro dato gracioso es una pseudo trama para justificar las presencias que atacan a la accidentada y donde los buscadores y las redes funcionan de maravilla para que avance una trama obvia, predecible, y con constantes problemas de guión.
Sólo para fanáticos que siempre quieren ver lo mismo.