Todo comienza rápidamente mostrando imágenes del pasado. Luego vemos a Dana (Shauna Macdonald, "Star Wars: Episodio VIII - Los últimos Jedi", “El descenso”) preparando el desayuno para su familia y temprano hace fitness, yoga y corre varias cuadras antes de comenzar el día, pero sufre un terrible accidente y es atropellada. El agresor huye y termina internada en el Hospital de rehabilitación Hopewell.
Es un milagro que esta mujer viva, uno de sus brazos, sus piernas, su cara muy lastimada, está conectada a un respirador y comienza a comunicarse escribiendo con una computadora donde sale su voz. Lo difícil está en lo alarmante que sucede en su habitación; hay un armario y ella durante las noches nota que algo siniestro hay allí, pero nadie le cree, piensan que esto es producto de su imaginación.
Quienes la visitan son: su esposo Steve (Steve Wall) y su hija Gemma (Leah McNamara), después está: el enfermero Trevor (Ross Noble), el psiquiatra Ron Stengel (Robert O’Mahoney), la directora Elizabeth Leaming (Charlotte Bradley). Pero una historia siniestra se oculta allí desde 1972 con un personaje llamado Eric Nilsson, y Uñas (Richard Foster-King), el título original de la película.
En esta cinta no pasa nada que cause miedo, atmósferas poco creativas, diálogos pobrísimos, sustos y efectos especiales baratos, un pequeño giro hacia el final funciona, agitando la trama de lo contrario directa. Tiene un toque similar a “Frágiles” (2005) de Jaume Balagueró.