Parasite: Familias al límite.
Con un gran aparato mediático, varios premios encima, varias nominaciones a los premios Oscar y ya con una ¿remake? ¿serie? por parte de HBO, llega a cines argentinos el último opus de Bong Joon-Ho: Parasite (2019).
«¿De qué te reís?»
«De vos… de todos nosotros me río».
–Esperando la carroza (1985)–
No es novedad que el cine coreano es uno de los mejores del mundo y, en estos últimos años, tuvo un crecimiento exponencial y una mayor visibilidad sobretodo gracias a directores como Park Chan-Wook y, quien nos compete hoy, Bong Joon-Ho.
Bong es quien, quizás, más ha entendido la forma de transmitir historias universales y codearse con Occidente, mediante películas que abarcan diferentes temáticas como el policial, la ciencia ficción o la comedia negra, sin olvidarse de sus raíces y las historias que emanan de su querida Corea.
Así, tenemos un realizador que ha vagado en diferentes géneros desde Memories of Murder (2003), quizás el mejor thriller policial de este milenio; pasando por el terror kaiju de The Host (2006), el drama en Mother (2009), la ciencia ficción post-apocalíptica en Snowpiercer (2013), la fantástica Okja (2017) y, hoy, el menjunje de todas ellas en Parasite (2019).
Hay una temática recurrente, sin embargo, en el cine de Bong Joon-Ho; una línea que circunda la narrativa y que le es propia, una crítica socio-política al sistema de vida coreano y al capitalismo salvaje, un cáncer que sufre el país oriental y que deja a millones de habitantes en la pobreza extrema mientras que la minoría vive la opulencia descarada sin siquiera mosquearse por el prójimo.
Parasite (2019) es una de esas películas de las cuales es muy difícil hablar sin caer en el spoiler, no obstante en esta review, trataré de escribir algunas líneas dando pequeños indicios de las razones por las cuales hoy es la favorita de la temporada de premios y la más aclamada película extranjera en el círculo hollywoodense.
Desde la primera secuencia del film se nos muestra a la familia Kim, compuesta por el padre, la madre y dos hermanos ya bastante grandecitos, viviendo en una casa por debajo de la calle, casi como un subsuelo. Poniéndonos en contexto con la realidad social en la subsisten.
Los jóvenes de la familia tratan de robar wi-fi de una cafetería con bastante éxito, dándonos así a entender desde el primer momento quiénes son los parásitos (supuestamente) de los que habla el título del film.
Los Kim viven de trabajos precarios como el armado de cajas para una pizzeria, cosa que vemos también al principio de la cinta.
La suerte cambia (literalmente) cuando el amigo universitario del joven le pasa la posta para que sea tutor de inglés de una adolescente de familia adinerada. Si bien, Ki-woo tiene los elementos por haber dado varias veces el examen de ingreso, no tiene los títulos por la falta de herramientas económicas necesarias para realizar carrera alguna.
Lo mismo sucede con su hermana, Ki-jung (o «Jessica»), quien es una experta en informática a tal grado que falsifica un título para su hermano en un Cybercafé en cuestión de minutos.
Min, al llegar a la casa de su amigo, Ki-woo, le lleva de regalo una gran piedra que su abuelo le legó. Según dice, trae buena fortuna a los que la poseen. La familia Kim queda azorada y el joven de la familia no parará de decir que el elemento es «muy metafórico».
Claro, en la película se suceden varios hecho que llevan lo metafórico al paroxismo. Hay que estar bastante atento a que esta piedra terminará siendo el peso de los pecados cometidos. Un peso, también, que el hijo varón de una familia asiática siempre lleva consigo. Cosas culturales, «muy metafóricas», digamos.
Cuando Ki-woo se presenta en la casa para trabajar, la matriarca de la familia Park lo recibe, primero con cierta cautela, pero al ver el trabajo con su hija, incluso llega a pagarle más que a Min. Ésta, y otras acciones que hacen a la señora de la casa una persona demasiado crédula, es el caldo de cultivo para que los Kim vayan apoderándose de la casa paso a paso y uno a uno.
Hablar más de Parasite (2019) sería arruinar la experiencia y la sorpresa que conlleva el film y como el guion del propio Bon Joon-Ho, en conjunto con Han Jin-won, nos va llevando de la mano hacia senderos que nos interpelan de manera personal; pasando de la comedia negra casi costumbrista a un thriller sin respiro con toques de horror, pero siempre haciendo foco en la crítica social.
Todos es perfecto en el film de Bong, desde las actuaciones (mención especial siempre al actor fetiche Song Kang-ho, haciendo de padre de los Kim), la música extradiegética que acompaña la acción en momentos en que la tensión va en aumento o el drama se acopia en la pantalla, así como también las decisiones con respecto a la fotografía: hay momentos donde una simple línea en una ventana separa a los pobres de los acaudalados.
Hay varios momentos donde Bong recurre a ciertos elementos en donde se nos subraya la diferencia de clases, escaleras o caminos que suben y bajan, los colores e iluminación que se eligen para representar el ambiente de las dos familias, sumamente diferentes, etc.
En síntesis, Parasite (2019) es todo lo que se dice que es, una obra sumamente completa donde el entretenimiento enmascara un mensaje que sumamente actual y que transgrede toda cultura, como lo es la lucha de clases y como el el que tiene menos recursos es pobre no por falta de educación, sino por falta de recursos; y como el más pudiente puede ser lo más despreciable, aunque también, lo más naif y crédulo que se podría esperar.
Al fin y al cabo, las dos partes terminan necesitándose para subsistir, una más que otra en diferentes situaciones. Por ende, el momento de la vida en el que se desarrollan las acciones y sus posteriores consecuencias, nos darán a entender quien es más parásito que el otro.