Estrenada reciente en las salas argentinas, y ganadora de La Palma de Oro de Cannes, Parasite es el séptimo largometraje del director de cine y guionista surcoreano Bong Joon-Ho, responsable de películas tan irregulares como las recomendables Crónica de un asesino en serie o Madre, o las no tanto Okja o The host. Otro de los puntos previos a resaltar de esta nueva cinta del cineasta surcoreano es que logró hacerse un lugar entre las siempre infladas producciones norteamericanas, e incluso llegar a ser nominada como mejor película para la próxima entrega de los premios Oscar, algo que sucedió pocas veces con filmes de habla no inglesa, como sucedió en los casos recientes de Roma de Alfonso Cuarón o Amour de Michael Haneke, y otros más lejanos, como La vida es bella de Roberto Benigni, sin olvidar el extraño caso de la ganadora El artista del realizador francés Michel Hazanavicius.
La historia de Parasite gira en torno a la compleja vida de la familia Kim, la cual intenta subsistir pese a la falta de trabajo y con escasos recursos económicos. La misma está compuesta por un padre (Song Kang-ho), una madre (Hye-jin Jang), un hijo (Woo-sik Choi) y una hija (Park So-dam). La oportunidad de un cambio a la floja estabilidad familiar llega cuando un amigo del joven Gi Woo le comenta que está por irse al extranjero y le ofrece la oportunidad de que sea su reemplazo enseñando inglés a la hija de la adinerada familia Park. El hijo de los Kim accede, y una vez dentro de la casa de los Park, percibirá que no solo es una gran oportunidad para él, sino para el resto de su familia. Mediante una estrategia, la siguiente en entrar en el terreno de confianza de la acomodada familia será su hermana, recomendada para trabajar con las complejidades que atraviesa el hijo más pequeño de los Park. A medida que avanza el plan que entrecruzará a ambas familias, y dará una favorable posición económica a los Kim, la situación irá por lugares imprevisibles y sin punto de retorno.
Parasite no solo es la obra maestra de Bong Joon-ho, sino que es una de las mejores películas de la década. Todo está en su sitio, y eso es algo complejo de lograr en sí. La historia, salvo por un pequeño desliz que se da previo al final, y que es la única falla del filme en cuestión, no presenta fisuras. Todas y cada una de las actuaciones están a la perfección, con una musicalización acorde en todo momento, una fotografía sobresaliente y una puesta en escena descollante, sin pasar por alto como Joon-ho utiliza y se nutre de los recursos y avances tecnológicos para darle una mayor dinámica y fuerza a la narración. También vale destacar la forma en que el realizador surcoreano entrecruza a las antagónicas clases sociales en todo momento, reflejando en diversos pasajes el exceso de comodidad de las personas de clase alta, y la precariedad que atraviesa una familia de clase baja, jugando por momentos con cierta ironía, que funciona perfectamente con el carácter dramático del filme, demostrando una impronta formidable en el entrecruce de géneros. Otro punto fuerte de Parasite es como a su manera cuestiona el mal proceder de ambas, la falta de ética, las diversas malas actitudes y formas en que se manejan, que evidencian por un lado la carencia de tacto y empatía de los Park, así como su marcada hipocresía, y la ambición por parte de los Kim, siendo este el motor que llevará la historia por su tramo más oscuro; se podría decir que hasta cierto punto juega con la idea de equilibro social, y la trama se empieza a desbalancear cuando justamente por esa ambición, sobrepasa la barrera de una supuesta equidad/igualdad, transformado automáticamente en un «enemigo» a aquel que es un perteneciente de su mismo estrato social. Podemos citar algunas películas que se pueden emparentar con Parasite, como Funny Games (Horas de terror) de Michael Haneke, La vida es un río tranquilo de Etienne Chatillez o De tal padre, tal hijo de Hirokazu Koreeda, pero al margen de cualquier clase de proximidad en la temática, Bong Joon-ho toma su propio camino. Otro punto también para dejar en claro que las grandes cintas del cine moderno deben trabajar sobre las cuestiones de índole social; en eso se apoya la estructura de Parasite.