Narra las vivencias de Kim Ki-taek (Kang-ho Song), que se puede parecer a cualquier habitante de cualquier país moderno que se encuentra sin trabajo. Su hijo Kim Ki-woo (Woo-sik Choi) da clases particulares a Park (Lee Sun Gyum) integrante de una familia de posición económica holgada. Rápidamente notamos las diferencias entre ricos y pobres, situación que está marcada a lo largo de todo el film, al igual que la humillación y desprecio hacia el otro. La clase baja está condenada a continuar siempre igual, a vivir a disposición de los ricos, a ser esclavos del capitalismo y a vivir como si fueran parásitos.
Esta es una comedia negra que contiene un fuerte contenido tanto desde lo social como desde lo político y a medida que corre la cinta se genera tensión e intriga, es inquietante, perturbadora y te lleva a una profunda reflexión. También se da sus tiempos para el humor, los enredos, la tragedia y la emoción. Cuando nos acercamos al final pasamos a un thriller fuerte y audaz. Impecable el manejo de cámara con diferentes tipos de planos para acentuar los distintos acontecimientos y escenarios naturales expresando como los ricos viven bien arriba en la cima y los pobres abajo casi en lugares profundos y oscuros. Otro de los puntos para destacar son las muy buenas actuaciones, la dirección Bong Joon Ho (Mother, The Host y la más reciente Okja) y la fotografía, entre otros elementos.
Nos encontramos ante una de las mejores películas del año y por suerte tenemos la posibilidad de verla en nuestro país luego de haber pasado triunfante por Festivales, como el de Cannes y el de Toronto, además de recibir varios premios internacionales como el Globo de Oro en la categoría de “Mejor película Extranjera” entre otros.